Paranoia

La paranoia es tal que ya no saben cómo ponerle coto. El gobierno de Bush ve terroristas por todos lados y en ese afán exagerado contra los "enemigos", somete al pueblo norteamericano y a los ciudadanos de otras partes del mundo a medidas de control humillantes, fuertemente criticadas por los defensores de los derechos humanos y libertades civiles.

La noticia es fresca: Estados Unidos prevé tomar las 10 huellas dactilares. Al parecer será en breve, porque "vamos a empezar las pruebas en varios aeropuertos este verano", confirmó una portavoz del Departamento de Seguridad Interna (DHS).

Gran locura. Las autoridades de inmigración estadounidenses anunciaron que quienes entren en ese país, deberán dejar estampadas las marcas de sus dedos para incorporarlas a un banco de datos compartido con la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y según el dominical británico The Observer, la información obtenida se compartirá con otras agencias de seguridad, sin restricción alguna en su empleo a escala internacional.

Así que además de que los viajeros sufran del fisgoneo en los datos de sus tarjetas de crédito y en sus cuentas de correo electrónico, que se expongan a que les rastreen todas las transacciones, ahora se le suma otro control indignante. "Esa propuesta realmente maníaca convierte a miles de viajeros respetuosos de la ley en sospechosos de terrorismo", denunció Simon Davies, director de Privacy Internacional, una organización no gubernamental.

Como era de esperar, las protestas se dispararon. (D.F.M.)

 

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