A 50 años de su muerte las obras de la poetisa chilena Gabriela
Mistral aún ejemplifican una literatura comprometida con
Latinoamérica.
Ella albergó una conciencia social que ante cada contexto
histórico le hizo preguntarse ¿Y mis indiecitos de América?, afirmó
el presidente de la Casa Memorial Salvador Allende de La Habana,
Carlos Ayres.
Gabriela Mistral obtuvo en 1945 el primer Premio Nóbel de
Literatura entregado en América Latina. Sus poemarios fueron
"Desolación" (1922),"Ternura" (1924), "Nubes Blancas" (1926), "Tala"
(1938) y "Lagar" (1954). Visitó Cuba por primera vez en 1931 durante
un recorrido por los países de Las Antillas. Aquí afirmó
identificarse con el pueblo cubano y esencialmente con el
pensamiento de José Martí, al cual lamentó no haberlo conocido.
El legado literario, como su vida propia, Gabriela Mistral lo
consagró a los hombres de América, expresó Carlos Ayres. Palabras
que se evidencian al decir de la poetisa: "Nosotros debemos de
unificar nuestras patrias en lo interior por medio de una educación
que se transmite en conciencia nacional y de un reparto del
bienestar que se nos vuelva equilibrio absoluto".