Cuba
es un semillero de boxeadores, y lo confirma su fama mundial que
comenzó con Kid Chocolate en las primeras décadas del siglo XX y
prosigue en estos inicios del XXI, específicamente en este 2007, con
el extraclase que es el mejor peso gallo olímpico del planeta, el
santiaguero Guillermo Rigondeaux, quien esta temporada puede
hilvanar 100 victorias sucesivas.
Su cosecha actual podrá aumentar en menos de dos semanas cuando
comience una nueva versión del campeonato cubano en Sancti Spíritus,
enmarcado en una circunstancia especial para los estrategas cubanos
a la hora de confeccionar la nueva preselección nacional a un año y
medio de los Juegos Olímpicos de Beijing.
De esta convocatoria saldrá la base de la selección nacional que
tendrá como su principal desafío mantener el prestigio de los
púgiles y técnicos cubanos en competencias como los Juegos
Panamericanos, el Campeonato Mundial, ambos este año, y los Juegos
chinos, en el 2008.
En diferentes foros olímpicos, como en los de la Asamblea de
Comités Olímpicos Nacionales (ACNO) y de la Organización Deportiva
Panamericana (ODEPA), Cuba ha denunciado el acoso que sufre su
deporte por traficantes inescrupulosos, hecho que califica de "robo
de talentos", quienes los trasladan ilegalmente en la mayoría de los
casos a territorio de Estados Unidos ante la indiferencia de esas
autoridades.
Tras una revisión a fondo del contexto doméstico del boxeo
cubano, directivos y técnicos tendrán ahora la responsabilidad de
conformar un equipo invulnerable dentro y fuera del ring, como ha
sido tradicional.
Entretanto, el torneo nacional que se avecina será la primera
oportunidad para moldear la selección olímpica, encabezada por el
único boxeador doble campeón olímpico en activo, Guillermo
Rigondeaux, deseoso por estrenar la distinción de mejor deportista
del año en su país y capturar además su octavo título nacional.