El
Premio Internacional Fernando Ortiz fue entregado ayer al prominente
intelectual haitiano Laennec Hurbon por Miguel Barnet, presidente de
la fundación que lleva el nombre del sabio cubano, en ceremonia
efectuada en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de
Asís.
El
Adyá de Obatalá, campana de plata, es el máximo reconocimiento de la
fundación a personalidades e instituciones que se destacan en el
estudio de los procesos culturales del continente, las ciencias
sociales y contribuyan al conocimiento de nuestra identidad como
senda de liberación política y cultural.
Barnet dijo que el galardón fue otorgado a Hurbon por unanimidad
de la Junta Directiva y el Consejo Científico de la institución por
su "indagación en aspectos muy concretos de la etnografía haitiana,
por su preocupación social y política, y también porque ha sabido
indagar con inteligencia y profundidad en las funciones del Estado
haitiano y de la política de su país".
La doctora Digna Castañeda, directora de la Cátedra del Caribe de
la Universidad de La Habana, señaló que Hurbon se ha especializado
en el estudio de las ciencias teológicas, antropológicas y
sociológicas. Hurbon llamó a estrechar las relaciones entre los dos
países y explicó que uno de sus principales propósitos ha sido
descubrir la significación de la persecución de la Iglesia Católica
a la religión vudú. Entre su amplio catálogo de obras sobresalen
Los misterios del vudú y La in-surrección de los esclavos en
Saint Domingue.
En el acto de entrega, el embajador de la República de Zimbabwe,
doctor Jevana Ben Maseko, instó a resguardar la memoria histórica de
su continente y dijo que los africanos "nunca deben olvidar los
problemas que en los siglos pasados soportaron como pueblo". En otro
momento invitó a retomar importantes temas como el colonialismo y la
globalización que "parecen haber sido colocados en la periferia de
los debates sobre África. Sirve preguntar si la globalización es
algo nuevo o si es solo la palabra la que es nueva, porque fue
acuñada hace cerca de dos décadas". Exhortó a "imitar al Comandante
Fidel Castro, para que cuando entremos en la lucha pensemos en la
supervivencia para que podamos luchar contra el enemigo hasta la
victoria final".
Antes de finalizar la ceremonia a la que asistió parte del cuerpo
diplomático africano acreditado en Cuba, el Adyá de Obatalá volvió a
repiquetear para pronosticar buenos augurios a los asistentes y a la
vez, esparció un enigmático sonido que parecía llamar a la fundación
de una nueva África que rompa las ataduras del coloniaje y se
incorpore al centro del huracán liberador de América Latina.