Una tasa de mortalidad infantil de sólo 4,76 por cada mil nacidos
vivos ubica este año a la provincia cubana de Las Tunas al nivel de
los países más desarrollados del mundo en ese importante indicador de
salud.
La cifra es inferior en 1,76 a la registrada en 2005, y se logró al
reducirse en 12 el total de decesos reportados en menores de un año en
los ocho municipios de este territorio, ubicado a unos 670 kilómetros
al este de La Habana.
Resulta significativo que el norteño municipio de Puerto Padre, el
segundo más habitado de la provincia, mantuvo en cero este indicador
pese a suceder allí más de 800 nacimientos en el año.
Entre los factores que posibilitaron el avance figuran la extensión
del programa del Médico de la Familia hasta las más apartadas
comunidades de la provincia y la atención prioritaria brindada a las
embarazadas y a los recién nacidos.
El funcionamiento de 16 hogares maternos para ingresar previamente
a gestantes que presentan algún riesgo es otra de las medidas que
permitieron a esta zona oriental disminuir la mortalidad infantil.
Pese a que entre las 14 provincias cubanas es una de las de menor
potencial en infraestructura asistencial y personal calificado, Las
Tunas redujo progresivamente su índice hasta ubicarse entre las que
registran mejores resultados.
Hace apenas tres lustros, el territorio reportaba una tasa de 12,9
fallecimientos entre los menores de un año, la más alta de la nación,
y ya en el último trienio finalizó con índices inferiores a seis
decesos por cada mil nacimientos.
Entre los países del llamado Tercer Mundo, Cuba es el más avanzado
en la lucha por disminuir la mortalidad infantil, pues en los últimos
años su tasa ha fluctuado entre los cinco y siete, similar a la que
registran naciones con mucho mayor desarrollo socio-económico.