. — El
número de militares estadounidenses muertos en Iraq ascendió este fin
de semana a dos mil 900, con la muerte de nueve de ellos entre sábado
y domingo, informó hoy el mando central de ocupación.
Con estos decesos suman diez los soldados de Estados Unidos
abatidos en la nación árabe en los primeros cuatro días de noviembre,
cuyo ritmo promedio de caídos (2,5) mantiene similar tendencia al mes
anterior en el que cayeron 70 uniformados.
De sostenerse esa frecuencia existen todas las probabilidades de
que termine el año con una cifra superior a las tres mil muertes,
mayor, incluso, a iguales períodos precedentes desde marzo de 2003, en
que comenzó la invasión y posterior ocupación.
Del total de muertos, seis perdieron la vida el sábado, tres de
ellos en enfrentamientos directos con la resistencia iraquí y el resto
víctimas de artefactos explosivos colocados al borde de las carreteras
o caminos.
Cinco de los efectivos norteamericanos cayeron en la convulsa
provincia de Al Anbar y un sexto cerca de Taji, norte, según uno de
los partes del ejército.
La víspera perdió la vida uno de los militares en una operación en
Bagdad, cuando fue alcanzado por disparos de la insurgencia, y otros
dos perecieron en Tikrit, norte, al chocar su vehículo con una bomba
artesanal, acción en la que otros dos soldados fueron heridos.
Después de varios días, el mando estadounidense confirmó hoy la
muerte del piloto cuyo avión se precipitó a tierra el pasado 27 de
noviembre, mientras apoyaba a tropas terrestres que se batían a tiros
con las fuerzas rebeldes.
Hasta el momento las causas de la caída de la nave se investigan.
En declaraciones a la cadena de radio y televisión británica BBC,
Annan, que concluirá su mandato el 31 de diciembre, hizo referencia a
la incapacidad de la ONU por no detener la invasión
anglo-estadounidense a Iraq en 2003.