A medidas que transcurren las
horas, las autoridades filipinas temen hoy la muerte de más de mil
personas por un alud de lodo e inundaciones provocadas por el tifón
Durian que azotó varias provincias de este Archipiélago del Sudeste
Asiático.
Según el presidente de la Cruz Roja, el senador Richard Gordon,
hasta el presente se contabilizó por ese desastre natural 450 muertos,
599 desaparecidos, 507 heridos, cuatro milo 222 evacuados y un millón
94 mil 218 afectados.
La avalancha de lodo y cenizas de casi cuatro metros de altura se
desprendió de los flancos del volcán Mayon, de dos mil 460 metros de
altitud, situado a unos 350 kilómetros al sureste de Manila, durante
el azote de Durian, que desapareció del mapa a dos pueblos enteros.
"Va a ser muy difícil, extremadamente difícil, localizar todos los
cuerpos", afirmó Gordon, quien precisó que "Estamos hablando
probablemente de 700 a 1.000 personas que han perdido sus vidas".
Ante la situación de crisis se establecieron 305 centros de acogida
para los miles de desplazados, aunque el abastecimiento de agua
potable, comida y medicinas es escaso, comunicó la Cruz Roja.
La presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, decretó hoy el
"estado de catástrofe nacional", en medio de una creciente
consternación por los estragos que causó el tifón Durian en la zona
oriental del país.
Macapagal anunció en un comunicado que se dispondrá de una ayuda de
urgencia de 20 millones de dólares para rehabilitar las zonas
afectadas.
Agradeció a los gobiernos y organizaciones que enviaron mensajes de
condolencias y manifestaron su intención de ayudar al pueblo filipino
con dinero y recursos materiales.
Con anterioridad, Filipinas sufrió los embates de dos tifones (Cimaron
y Chebi) entre finales de octubre y principios de noviembre, de cuyas
lamentables consecuencias no había podido recuperarse.