Luis Báez a los 70

Secretos de periodista

PEDRO DE LA HOZ
pedro.hg@granma.cip.cu

¿Entrevistar a Luis Báez? El interrogador por excelencia quedó interrogado y a gusto, porque no fue difícil conversar sobre las interioridades de una profesión a la que ha dado nervio, audacia y convicción. ¿Pretexto? Su 70 cumpleaños. Eso sí, solo pretexto. La obra de Luis habla por sí sola de su contribución revolucionaria, política e intelectual al conocimiento de nuestras realidades: confirman esa apreciación libros como Camino de la victoria y otros reportajes (1978), Guerra secreta (1978), Los que se fueron (1991), Los que se quedaron (1993), Memoria inédita: conversaciones con Juan Marinello (1995), Secretos de generales (1996), Absuelto por la historia (2001) y El mérito es estar vivo (2004); sus largas entrevistas con Armando Hart y Pablo Armando Fernández; y los volúmenes escritos junto a Rosa Miriam Elizalde sobre los "disidentes" pagados por la Oficina de Intereses de EE.UU. y acerca del proceso bolivariano en Venezuela. He aquí unos cuántos de los "secretos" del entrevistador.

Luis Báez en las arenas de Playa Girón en abril de 1961, junto a Fidel.

¿Cuándo y cómo elegiste el periodismo?

"Desde muy joven me llamó la atención el periodismo. Me gustaban los deportes y en especial el béisbol. Comencé a ir al estadio del Cerro –hoy Latinoamericano– a presenciar los desafíos de la pelota profesional. Ahí conocí a cronistas deportivos y a personalidades que asistían a ver los juegos quienes me ayudaron a ingresar en la escuela de periodismo. Sin haberme graduado empecé a publicar una columna en el periódico El Crisol —circulaba al mediodía— en el que reflejaba las interioridades de los cuatro equipos beisboleros: Habana, Almendares, Marianao y Cienfuegos. En esos primeros pasos me ayudó mucho un famoso árbitro cubano: Amado Maestri. Posteriormente pasé al diario Avance —circulaba en horas de la tarde—. El primero de enero de 1959 su director Jorge Zayas —acaba de morir en Miami y mantenía una posición de crítica a la política de los Estados Unidos hacia Cuba— me designó para que cubriera las informaciones relacionadas con Fidel Castro. Recuerdo que me planteó que no me podía separar del líder de la Revolución. "Él es la noticia". Si en aquella ocasión seguí un consejo por profesión, durante 47 años he mantenido una actitud por convicción: todavía sigo al lado de Fidel".

¿A qué se debe tu predilección por la entrevista?

"Tal vez sea por un problema de características personales: soy muy conversador, soy polémico. O quizás por los riesgos que entraña: hay que saber provocar sin herir. Toda nueva entrevista es siempre algo novedoso; no hay dos personas iguales. Además, es lo que te proporciona una especial conexión con otros seres humanos. Es un salvoconducto para adentrarse en la existencia de los demás".

¿Qué virtudes debe tener un entrevistador? ¿Qué defectos debe evitar?

"Nada hay más importante para el éxito de una entrevista que su preparación previa. Es necesario estar bien informado sobre la persona que vas a entrevistar. Estar consciente de qué objetivos quieres obtener de él. Preguntar es un arte en sí mismo. Como dijo Voltaire: "Juzga a un hombre por sus preguntas mejor que por sus respuestas". Hay entrevistadores que les encanta escucharse a sí mismos, y no se dan cuenta de que la presunción es la enemiga número uno de la entrevista".

¿Cuál ha sido tu entrevista más difícil? ¿Con cuál has disfrutado más?

Una de mis entrevistas más difíciles fue la que tuve con el entonces jefe del gobierno de Panamá, general Omar Torrijos. Se produjo en 1973, época en la cual aún no existían relaciones diplomáticas entre Panamá y Cuba. Ningún periodista cubano lo había entrevistado y era casi imposible llegar hasta él. Lo logré por medio de su madre y de sus hermanos, con quienes previamente había hecho amistad. La conversación se desarrolló a bordo de su avión particular. Sostuve con el líder panameño un amplio diálogo, que al principio no fue nada fácil pero con el transcurso de las horas se rompió la barrera de la desconfianza por parte del entrevistado. Por coincidencias de la vida, Torrijos murió años después en el propio avión donde lo entrevisté, al estrellarse el aparato en circunstancias no bien esclarecidas. Sinceramente, esta fue una entrevista que disfruté".

¿Alguna entrevista se te ha escapado?

"Hacer una hora con Fidel. No es que se me haya escapado, es que no la he alcanzado".

¿Con cuál nuevo libro de entrevistas nos vas a sorprender?

"Si te lo digo, no te sorprendo".

 

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