La
cuenta regresiva ya comenzó. En los albores del milenio, las fuentes
de energía no renovables de un mercado mundial extremadamente
sensible, interdependiente e inestable se están agotando.
Consumir solo lo necesario, de-sarrollar fuentes renovables de
energía y adoptar nuevos hábitos se presentan como los tres únicos
ramales del camino que deben transitar las derrochadoras sociedades
más industrializadas. De no seguir esa senda, el peligro es que el
Norte del mundo se quede a oscuras.
El ahorro de energía se ha convertido en una asignatura inaplazable
para una Unión Europea (UE) que ha puesto como prioridad máxima el
combate contra las alteraciones climáticas, que constituyen una
amenaza real al equilibrio planetario.
Una política coherente y eficaz de ahorro de energía, la seguridad,
la salud y la preservación de la biodiversidad son los pilares básicos
identificados por la UE para el mantenimiento de las condiciones de
vida de bie-nestar existentes en el bloque, hoy de 25 países, y su
incremento en otras latitudes.
El alza desmesurada del precio del petróleo en el último lustro
aceleró el proceso de decisión de los europeos para explotar las
fuentes inagotables de la energía ofrecida por la naturaleza, lo que,
aliado con las nuevas tecnolo-gías, se presenta como el camino
inevitable para los países desarrollados.
En la actualidad, cada Estado eu-ropeo muestra una variedad de
fuentes de energía. Entre las cuatro economías más fuertes del bloque,
Alemania usa en especial el carbón, en Francia, 80% es de origen
nuclear, Gran Bretaña opta por una combinación entre gas, carbón y
nuclear, e Italia recurre al gas, al petróleo y al carbón.
A nivel mundial, Estados Unidos es el que más consume energía, en
especial petróleo, seguido por Japón, China, Canadá, Alemania,
Francia, Gran Bretaña, Italia y Brasil.
El portugués José Manuel Durão Barroso, presidente de la Comisión
Europea, el órgano ejecutivo de la UE, ha dicho en varias
oportunidades que "la energía ocupa el primer lugar" en el paquete de
medidas urgentes que este bloque va a aplicar para luchar contra el
aumento de la temperatura global, que para el fin de este siglo se
calcula que será de 5,8 grados en caso de continuar al ritmo actual.
La estrategia de la Comisión para desarrollar una energía
sostenible, competitiva y segura, muestra que "combatir las
alteraciones climáticas, garantizar nuestra seguridad energética y
reforzar nuestra competitividad, son indisociables", explicó Durão
Barroso el jueves pasado en un artículo en el diario Público, de
Lisboa.
La UE presentó en octubre el Plan de Acción para la Eficiencia
Energética (PAEE), que vaticina la aceleración del cambio hacia una
economía con baja emisión de carbono.
El PAEE señaló los primeros pasos conducentes al aumento y a la
mejoría de la seguridad y de la eficiencia energética, la que se
pretende aumentar en 20% hasta el 2020. En enero, se anunciarán nuevas
acciones, que implicarán una revisión estratégica de la política
energética.
Sin embargo, la UE, que es responsable por 14% de las emisiones de
gases invernadero del planeta y que se estima serán reducidas a 8% en
el 2050, está consciente que no puede enfrentar sola el desafío
climático. La propuesta de la UE para hacer frente al desafío, incluye
la colaboración con otras naciones ajenas al bloque, para adoptar una
nueva generación de medidas globales, en especial la cooperación de la
industria europea con países terceros en materia de eficiencia
energética, fuentes renovables y captación y retención de carbono.
"Debemos ofrecer nuestro apoyo a los países en vías de desarrollo
en el sentido de aunar esfuerzos para combatir las alteraciones
climáticas", recomendó el presidente de la Comisión de la UE en el
citado artículo.
De esa manera, según Durão Barroso, se podrá "llegar a un acuerdo
sobre la reducción de las emisiones globales y a un mercado global de
carbono, a fin de lograr un impacto genuinamente global", porque
"Europa tiene ideas, tiene experiencia y tiene también la visión
necesaria para promover las mejorías reales". La portuguesa Isabel de
Castro, destacada activista ambiental europea y diputada del Partido
Ecologista Verde, dijo a IPS que las emisiones con efecto invernadero
"son un fenómeno innegable que se manifiesta en el inquietante aumento
de la temperatura, en el incremento del nivel del mar, en la extinción
de especies y en la multiplicación del registro de fenómenos
climáticos extremos".
No son simples estadísticas de los documentos de los expertos sino
un drama que "tiene consecuencias en términos de sufrimiento y de
pérdidas humanas y económicas, lo cual ha contribuido para la
creciente toma de conciencia sobre su importancia, la comprensión de
la necesidad de actuar conjuntamente".
Durante décadas, tanto a nivel político como informativo, el
significativo aumento de la polución ambiental fue simplemente
ignorado, pese a que las necesidades energéticas de las sociedades más
ricas han ido aumentando vertiginosamente a partir de la Revolución
Industrial europea, en la segunda mitad del siglo XVIII.
A partir de entonces, el consumo de recursos naturales no
renovables, primero el carbón y luego el petróleo y el gas natural, no
ha parado de crecer velozmente y los cálculos indican que, al actual
ritmo de explotación, las reservas de crudo conocidas estarán en su
mayoría agotadas en el 2050.
El gas natural demorará un poco más en desaparecer, lo cual
obligaría a una mayor utilización del carbón, cuyas reservas podrán
abastecer al planeta algunos siglos extras, pero que es aún más nocivo
en términos ambientales.
Las soluciones residen en el abastecimiento energético eólico,
solar o fotostático, de las olas y corrientes marítimas y de la
biomasa, coinciden los expertos europeos.
Esta meta fatal dentro de menos de medio siglo, unido al aumento de
la demanda de las economías en fuerte crecimiento de China e India,
determinó que el tema sea incluido en la agenda política internacional
como "prioritario". El ingeniero ambiental y diputado del Parlamento
Europeo Carlos Pimenta advirtió que es perentoria la defensa de las
fuentes renovables, las que recomienda también para los países del
Sur, porque "nadie es lo suficientemente rico como para no aprovechar
estas energías que desperdiciamos, y los países en vías de desarrollo
mucho menos".
De Castro recordó a IPS que estas previsiones ineludibles se deben
sobre todo a "la irracionalidad y al fracaso del modelo de crecimiento
dominante" y, ante esto, existe la imperiosa necesidad de "una nueva
cultura energética, que rompa la dependencia del petróleo, asentada en
la diversificación de las fuentes"
La ambientalista sostiene que la solución está en "la eficiencia
energética, recurriendo a las fuentes renovables, en aprovechar los
recursos endógenos, pero sobretodo, en la capacidad de poner en
práctica nuevas formas de vivir, de producir, de consumir".
Son caminos que propone no solo para su país, porque "la búsqueda
de soluciones alternativas debe ser a nivel mundial. Para salvar el
clima del planeta no bastan los estados del alma", concluyó De Castro.
(IPS)