El Capitolio en juego
DEISY FRANCIS MEXIDOR
Francis_mexidor@granma.cip.cu
Conocidas como elecciones a mitad
de término o a mitad de mandato, los comicios de este 7 de noviembre
en Estados Unidos, aunque matizados por debates de contenido local,
serán un plebiscito para Bush, en el que se puede decidir el ulterior
desarrollo de la guerra en Iraq y las políticas de seguridad nacional
y económica del país. A propósito, el mensaje de Bush es que la
economía va bien y que hay que seguir en Iraq, porque es vital para la
seguridad de EE.UU.
En un sondeo del periódico The New York Times y la CBS, solo el 29%
aprueba la manera en la que Bush está manejando la guerra y casi el
70% cree que no tiene un plan para terminarla.
La ocupación de Iraq ha costado alrededor de 380 000 millones de
dólares y han muerto más de 2 800 estadounidenses desde el 2003 a la
fecha.
"Claramente, esto es un referendo sobre el presidente y la guerra",
afirmó el académico de la Universidad de California, con sede en San
Diego, Gary Jacobson, especialista en temas legislativos y agregó que
Iraq es "el problema clave" de los republicanos en esta elección.
Si hace dos años, Bush y los republicanos explotaron a su favor la
ocupación a la nación árabe, presentándose como el partido que mejor
defendería al país, en la actualidad el panorama ha cambiado.
En este instante dos de cada tres estadounidenses creen que Estados
Unidos no va en buena dirección. No pocos se preguntan si ello se
traducirá en los votos.
Sobre esa base los cargos públicos federales que van a las urnas en
estas legislativas son los 435 escaños de la Cámara de Representantes
y 33 de los 100 puestos del Senado.
Los congresistas electos después del 7 de noviembre tendrán que
volver a acudir a las urnas durante las presidenciales del 2008, dado
que la Cámara va a sufragios cada dos años, mientras que los senadores
gozan de plazos de seis años, de manera que los que se afiancen ahora
no volverán a enfrentarse hasta el 2012.
La actual Cámara está dividida entre 230 republicanos, 201
demócratas, un independiente y tres vacantes.
Por su parte, en el Senado, los republicanos cuentan con 55
asientos, los demócratas con 44 y hay un senador independiente, quien
comparte bancada con el partido demócrata. Eso significa que los
demócratas necesitan seis escaños para lograr el control.
Además de cargos federales, hoy se decidirán los gobernadores de 36
estados, legislaturas estatales y jefaturas locales. Según como se
mueve la marea, por primera vez desde hace 12 años, más de la mitad de
los gobernadores podrían llegar a ser demócratas.
Pero para Bush, la perspectiva es clara: si logra remontar la
desventaja que anuncian las encuestas podrá continuar con su agenda;
si los demócratas ganan la mayoría en al menos una de las dos cámaras,
deberá corregir su estrategia o afrontar el bloqueo de sus iniciativas
en el Capitolio.
Ello no significaría tampoco que los norteamericanos estén apoyando
una evidente alternativa de los demócratas; lo que estarían haciendo
es facilitarles el camino para que demuestren de qué manera son
diferentes.
Según Philip J. Crowley, quien fue asesor de Clinton para asuntos
de Seguridad Nacional, "parece que los norteamericanos están
ampliamente descontentos con una serie de cosas, desde la política
exterior y la guerra hasta la economía. En una situación así, lo
habitual es que el partido que manda pierda escaños en unas
legislativas, y eso debería ocurrir en las dos Cámaras. Lo que está
por ver es que pierdan los suficientes como para cambiar la dirección
del Congreso". |