Pedro Pablo Oliva, Premio Nacional de Artes Plásticas 2006

Virginia Alberdi Benítez

Considerado como uno de los mejores pintores cubanos de la hora actual, Pedro Pablo Oliva mereció ayer el Premio Nacional de Artes Plásticas 2006, reconocimiento que resalta el conjunto de su obra.

Saturno expulsando a una de sus hijas (1989), acrílico sobre tela de Pedro Pablo Oliva.

Un jurado convocado por el Consejo Nacional de las Artes Plásticas y presidido por José Gómez Fresquet (Frémez), ganador del importante galardón el año anterior, valoró en Pedro Pablo la singularidad estética de sus realizaciones pictóricas y la impronta social de su creación.

La proyección artística de su trabajo ha tomado mayor vuelo a partir de la importante labor pedagógica realizada con varias generaciones de artistas y de una meritoria labor en la promoción de proyectos como la Casa Taller P.P. Oliva, el Premio Cubaneo y el patrocinio del Museo de Arte de Pinar del Río, ciudad en la que nació el 15 de enero de 1949 y en la cual reside.

Este Premio se otorga desde 1994 con carácter anual a un artista cubano vivo, residente en el país y cuya obra haya constituido un aporte valioso al desarrollo y a la historia de la visualidad cubana, considerándose además su trascendencia nacional e internacional.

Graduado de la Escuela Nacional de Arte de La Habana, Pedro Pablo ha expuesto con éxito en Cuba y el extranjero y sus obras se encuentran en importantes colecciones de Canadá, Francia, Italia, España, Brasil, Suiza, México, Alemania y Estados Unidos, y, desde luego, en el Museo Nacional de Bellas Artes.

 

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