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Más imprevista que sorpresiva resultó hoy la visita a esta capital del
consejero de seguridad nacional de Estados Unidos, Stephen Hadley, que
coincidió con el anuncio sobre el soldado norteamericano número 101
muerto en octubre.
La estancia del funcionario sirvió para zanjar diferencias entre el
presidente estadounidense, George W. Bush, y el primer ministro
iraquí, Nuri al Maliki, después de recientes pronunciamientos acerca
de la permanencia de las tropas, reconocieron analistas.
Un comunicado oficial explicó que el visitante se entrevistó con Al
Maliki y discutieron sobre temas relacionados con la estrategia
militar y la vida política de Iraq, entre ellos la formación acelerada
de nuevas fuerzas de seguridad y los choques confesionales.
Las más recientes declaraciones de altos oficiales norteamericanos
desplegados aquí, y la de su embajador en Bagdad, coincidieron en la
posibilidad de retirarse en año y medio del país árabe.
El gobierno iraquí, por su parte, anunció este lunes extender por
un año más la presencia del ejército invasor.
Por otro lado, casi medio centenar de muertos, uno de ellos la baja
101 del ejército estadounidense este mes, se registraron hoy en Iraq.
El más fragoroso y letal de los atentados dinamiteros ocurrió en un
mercado popular de Ciudad Sadr, al oriente de esta metrópolis, y dejó
un balance inmediato de 32 muertos, indicaron informes transmitidos
por fuentes radiales que citan a corresponsales.
Los daños humanos por la acción a partir, según todos los indicios
de la detonación de una bomba artesanal escondida en un tacho de
basura, incluyen "decenas de heridos", afirman las fuentes que
mencionaron un paisaje dantesco en el lugar de los hechos.
El sector está bajo la autoridad del ejército estadounidense como
solución extrema para controlar las persistentes acciones de la
resistencia nacional, una medida que no ha surtido los efectos
deseados.
Mientras las sirenas de las ambulancias y coches-patrulla
estremecían la mañana capitalina, en el extremo opuesto de la capital
deflagró un coche cargado de explosivos que destrozó a tres
transeúntes e hirió a siete.
Un tercer artefacto detonó en el distrito periférico de Harthia,
pero de inmediato no había precisiones sobre los estragos que
ocasionó.
Un comunicado del ejército informó de la caída en combate de uno de
sus efectivos en el este de Bagdad, con lo cual se elevó a 101 el
número de norteamericanos muertos en el transcurso de octubre,
convertido en el mes más letal en 2006.
Desde enero del pasado año Estados Unidos no perdía una cifra
mensual tan elevada de soldados cuando perecieron 107.
Con la actual baja ascienden a dos mil 814 los ocupantes de
Washington caídos en Iraq al cumplirse tres años y siete meses de
iniciada la contienda bélica, muertos en su inmensa mayoría en choques
armados con la resistencia.