Cuba avanzará en el camino del Campeonato Mundial (f) de voli que
se inicia mañana en Japón dependiendo en buena medida de cómo
respondan sus bloqueadoras centrales.
Zoila Barros, lesionada en un tobillo durante el pasado Grand
Prix, entrenó en Kobe, y aunque se habla de su recuperación, no se
ha dicho si saldrá a la cancha desde el inicio del evento en Nagoya,
sede a la que llegaron ayer.
De no abrir ella, la escuadra antillana estaría en una situación
parecida a la afrontada en el Grand Prix: Yenisey González sería una
opción conocida, que en aquella oportunidad (agosto-septiembre) no
rindió mayores dividendos; en tanto ahora se suma Rachel Sánchez (17
años de edad), quien deberá mostrar si sus nervios soportan el rigor
de una competencia cumbre.
Cuba tiene a Nancy Carrillo como titular en esa posición, de
probada fuerza ofensiva, calidad en el bloqueo y potencia en el
servicio, pero necesita de una segunda figura para cerrar un espacio
por donde golpean sin misericordia selecciones de gran altura
promedio: Rusia, China, Italia, Brasil, por solo citar a las más
destacadas.
Yenisey quizá alterne con Rachel. El calendario da margen para
ganar tiempo en el restablecimiento de Zoila, aprovechando que la
primera fase del Mundial propicia el boleto a la siguiente de cuatro
de los seis componentes de cada zona, y en la de las cubanas, Italia
(monarca del planeta), Turquía y Serbia y Montenegro parecen ser las
favoritas.
Si nivela el centro del terreno, es de esperar que con su ataque,
un serio esfuerzo en el recibo y el pase, y haciendo valer la
potencia de su servicio, Cuba entre en el selecto grupo finalista.
Yumilka Ruiz y Rosir Calderón, las atacadoras auxiliares, poseen
experiencia y poder para llevar sobre sus hombros el peso ofensivo,
ayudadas por Nancy Carrillo. Y si alguna de las dos primeras falla,
Yaíma Ortiz y Kenia Carcacés han de sacar la cara.
Se trata de entregarse a fondo en la lid clave del año. El equipo
no sobresale por su maestría deportiva, se basa en su preparación
física, resistencia y potencia ofensiva, de ahí que las levantadoras
(Daimí Ramírez, Liana Mesa y Yanelis Santos) posean opciones de
moverlo a su antojo. Aunque el trabajo de ese trío no es un elemento
de excelencia en el sexteto, Rosir y Yumilka atacan sobre cualquier
bola que les envíen y cada una debe superar los 12 puntos marcados
por juego, cifra favorable para aspirar a la victoria.
La líbero Lisbet Arredondo comenzó el Grand Prix un tanto
insegura, y terminó mejor. Esperemos mantenga esa progresión, porque
mucha falta le hace al plantel una mujer capaz de salvar bolas, no
solo en el momento del servicio rival, sino también en los pasajes
intermedios.
Mañana comienza el Mundial. Conocedores de la capacidad de
reacción de las cubanas en momentos difíciles, todos los
especialistas las consideran entre las dispuestas a luchar por las
medallas. La realidad aflorará en el terreno.