A más de 4 108 millones de dólares asciende el saldo del perjuicio
económico directo que ocasionó el bloqueo a Cuba solo durante el
último año, desde que la Asamblea General de la ONU demandó a Estados
Unidos el cese de esa política por décimo cuarta vez consecutiva, en
noviembre de 2005.
Los números demuestran el impacto real que el bloqueo tiene sobre
la vida nacional. No es un embargo, sino una guerra económica injusta
e ilegal, tipificada por las leyes internacionales como genocidio.
Pero las cifras no alcanzan a reflejar la magnitud de la barbarie.
Como parte de un pueblo que ha resistido el bloqueo más duradero y
férreo impuesto a nación alguna, conocemos los rigores que ese cerco
origina en la vida diaria de los cubanos. Costos económicos se dan la
mano con costos humanos.
Los Economistas y Contadores de Cuba sabemos bien, además, de otro
saldo imposible de cuantificar: aquello que las ilegales medidas y
contravenciones impuestas de modo unilateral por Estados Unidos,
impidieron hacer a nuestra economía. ¿Cuánto más podría haber
producido nuestro país sin los enormes gastos en fletes, sin las
restricciones para importar, sin el cerco a las operaciones
financieras; teniendo el acceso a los mercados que cierra la injusta
pretensión norteamericana de aislarnos?
En nombre de una democracia manipulada para imponer, por el
contrario, la unipolaridad y la hegemonía, la actual administración
estadounidense ha recrudecido el cerco con la puesta en vigor del
llamado Plan Bush para destruir a la Revolución Cubana, cuya
ampliación contiene medidas que significan más sanciones, más
persecución, mayores represalias a quienes osan burlar sus leyes. Y
como si fuera poco han anunciado la creación de un grupo para
endurecer el bloqueo a Cuba.
Incrementado en los últimos años por la prepotencia, el bloqueo
arremete contra terceros, burlados en su soberanía por el carácter
extraterritorial de una política que cada vez más humilla y castiga a
quienes se atreven a comerciar con la Isla.
Con esos antecedentes, la Asamblea General de la ONU se apresta a
examinar en los próximos días la resolución cubana que exige poner fin
a esta guerra brutal. Los más de 68 000 miembros de la Asociación de
Economistas y Contadores de Cuba estamos seguros de que nos acompaña
la razón y la solidaridad de los pueblos. El imperio una vez más
volverá a quedar aislado en el banquillo, de espaldas al mundo:
aplastado por el peso de su propia injusticia.
Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba