.—Irán
empleó hoy dos voces, una de ellas la de su presidente, Mahmud
Ahmadinejad, para rehusarse a cumplir la demanda de potencias
occidentales de que suspenda el enriquecimiento de uranio.
El mandatario, en un discurso público en la provincia de Teherán,
afirmó que su país no retrocederá "una pulgada en sus derechos
legítimos", en alusión a la voluntad de poseer el control del átomo
sin dependencias del exterior.
La República Islámica considera el dominio de la tecnología atómica
y la generación de energía nuclear básicos para sus vastos programas
de desarrollo económico.
Poco antes Abdulreza Rahmani, segundo del negociador principal
sobre el tema atómico, afirmó a una agencia noticiosa iraní que el
país no acepta ninguna suspensión (del enriquecimiento de uranio).
Ambas declaraciones tienen todos los visos del epílogo de las
laboriosas negociaciones en las últimas semanas entre el principal
negociador iraní, Alí Larijani, y Javier Solana, encargado de las
relaciones internacionales y la seguridad de la Unión Europea.
El detonante de las precisiones parece haber sido declaraciones de
Solana para que Irán responda de forma categórica a la demanda de
Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, miembros permanentes del
Consejo de Seguridad para que deje su programa nuclear independiente.
Rusia y China, también con derecho de veto en ese órgano, se
muestran menos inclinados a la aplicación de sanciones y el primero,
incluso, concluye los trabajos de construcción de una planta
electroatómica en Bushehr, una localidad cercana a esta capital.
Aunque Washington, Londres y París no han reaccionado se da por
sentado el envío del diferendo al Consejo de Seguridad de la ONU para
el examen de una resolución condenatoria y, es probable, con sanciones
contra la República Islámica.