La tortura ya está legalizada en EE.UU

JOAQUÍN RIVERY TUR
rivery@granma.cip.cu

El senado norteamericano legalizó la tortura, igual que había hecho antes la Cámara de Representantes, con lo cual le dio al gobierno de W. Bush un instrumento jurídico de carácter abiertamente fascista para destruir física y mentalmente a cualquier prisionero "sospechoso", sea norteamericano o no.

La tortura siempre ha sido método normal de las tropas yankis. Ahora la legalizaron abiertamente.

El proyecto de ley que había presentado Bush para que sus tropas puedan cometer cualquier atrocidad con los prisioneros, públicos u ocultos, recibe así la bendición de un Poder Legislativo, que de esta forma se echa encima una parte de la responsabilidad.

Con esta ley, el gobierno de George W. Bush, Richard Cheney, Condoleezza Rice, Donald Rumsfeld y el resto de la comparsa, no solamente busca tener las manos sueltas para poder cometer cualquier barbaridad y pisotear el derecho internacional, la Convención de Viena sobre Prisioneros de Guerra y casi cualquier tratado que proteja a las personas, sino también dicta una especie de amnistía por los crímenes atroces que puedan cometer sus tropas, como hacen en Iraq y Afganistán.

Si matan, si torturan, si violan, si mancillan otra religión, si humillan a los prisioneros o ciudadanos, estarán justificados por una ley interna de Washington que de hecho vuelve a convertirse en extraterritorial.

Las convenciones de Ginebra quedan hechas polvo, porque ahora, bajo el eufemismo jurídico de "técnicas de interrogación", la tortura queda justificada legalmente. Con un cinismo insólito, Bush se presentó ante el Senado y expresó: "Aplaudo al Congreso por aprobar una legislación que dotará a nuestros hombres y mujeres en uniforme de las herramientas necesarias para proteger a nuestro país".

Por la nueva ley, no queda en pie ni siquiera el recurso de habeas corpus, un principio que jamás nadie se cuestionó y que estaba consagrado dentro de la Constitución de EE.UU. El líder de la bancada demócrata en el Senado, Harry Reid, se consideró obligado a declarar: "Estoy convencido de que las futuras generaciones verán la aprobación de este proyecto de ley como un grave error".

Los prisioneros en la cárcel de la ilegal base naval de Guantánamo ya pueden ir encomendándose a su fe, pues si siempre han sido "combatientes enemigos ilegales" y se lograban algunas denuncias, ahora se verán en la máxima indefensión y sus carceleros tendrán amparo legal para hacer con ellos lo que quieran.

Según citó el diario mexicano La Jornada en una nota de su corresponsal en Estados Unidos, el director ejecutivo del Centro de Derechos Constitucionales, Vincent Warren, dijo que esta legislación "otorga al Presidente el privilegio de reyes, permitiéndole encarcelar a cualquier crítico como supuesto `combatiente enemigo', que jamás verá el interior de un tribunal o tendrá la oportunidad de cuestionar su detención o su trato. ¿Qué diríamos si otro país aprobara una ley haciendo legal el secuestro de un ciudadano estadounidense y su detención indefinida?"

"Nuestra democracia es la gran perdedora", opinó The New York Times en su editorial, al señalar cómo los republicanos y su Presidente, así como los demócratas, estaban por aprobar esta ley por razones electorales en esta coyuntura política. Concluyó que los estadounidenses en el futuro recordarán que "en el 2006, el Congreso aprobó una ley tiránica que será comparada con los momentos más bajos de nuestra democracia".

Manfred Nowak (recordemos que su lenguaje es diplomático y no descarnado), relator especial de las Naciones Unidas contra la tortura, lamentó que la norma ignore a los organismos de derechos humanos de la ONU, los cuales consideran que los técnicos estadounidenses de interrogatorios y las detenciones prolongadas violan la ley internacional.

"Me temo que con la nueva ley los métodos de interrogatorio (de torturas) no cambiarán realmente. Bush ha hablado de que continuarán los métodos severos y esa es mi preocupación", dijo el profesor austriaco de Derecho.

Ahora solamente nos resta esperar por las declaraciones de los gobiernos de la Unión Europea, ellos que tanto se "preocupan", junto a Washington, de las violaciones de los derechos humanos en el Tercer Mundo, sin ver las atrocidades que cometen los países ricos en todas partes.

 

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