En la provincia cubana de Granma se aplica con éxito una innovación
de las Brigadas Técnicas Juveniles, que recupera riñones artificiales,
equipos vitales para salvar a pacientes con insuficiencia renal
crónica.
El aporte consiste en sustituir dañados sensores de presión de
dializado y presión venosa en esos artefactos, que se emplean para
purificar la sangre a quienes no les funcionan sus riñones biológicos,
y evitar muertes por intoxicación.
La iniciativa es de la autoría de Diagnobel Leyva, especialista en
Electroquímica del hospital Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, y
permitió rescatar cuatro aparatos que estaban paralizados por déficit
de sensores.
Leyva dijo a la AIN que, iguales a los originales, los elementos
adaptados controlan temperatura, presión, conductividad, y flujo
sanguíneo durante la hemodiálisis, para lograr estabilidad y el
equilibrio ácido básico en el enfermo.
El proceder curativo de hemodiálisis consiste en eliminar
sustancias de desechos en la sangre, al hacerla pasar por el sistema
de tubos y filtros del equipo.
La inventiva se extiende a otros centros asistenciales, pues
contribuye al ahorro económico, y desde hace dos años se valida la
eficacia de las piezas, manufacturadas a partir de aditamentos de
tecnologías similares, agregó el creador.
Granma tiene 31 máquinas y atiende a 169 pacientes, en dos modernas
salas e igual cifra de hogares para nefróticos, ubicados en los
municipios de Bayamo y Manzanillo.
El gobierno de Estados Unidos impide a Cuba comprar riñones
artificiales y sus complementos en industrias norteamericanas, y la
nación caribeña debe adquirirlos a precios superiores en países más
alejados, mientras la Isla garantiza gratuitamente a los enfermos
adecuada alimentación, terapia, medicinas y transplantes renales.