Diatribas contra Martí en Miami

NICANOR LEÓN COTAYO

Cuesta mucho trabajo creerlo.

Días atrás el señor Andrés Reynaldo empleó su acostumbrado espacio en El Nuevo Herald para atacar groseramente al Héroe Nacional de Cuba, José Martí.

Algunas de las ideas que escribió, o le hicieron llegar por encargo, sirven para resumir las ofensas, estupideces, falsedades e inexactitudes que contiene su artículo.

Lo tituló De Martí a la realidad, y como para presentar credenciales de absoluta fidelidad a Washington, y de supuesto cubano, empieza diciendo que "los americanos no tienen la culpa de nuestros problemas".

Se trata de la misma falsa versión repetida por la poderosa maquinaria propagandística del gobierno estadounidense. Pero la realidad es muy distinta.

Tropas enviadas por el gobierno yanki ocuparon la Isla en 1898 cuando ya los patriotas cubanos tenían ganada la guerra frente al poder colonial español, y más tarde impusieron una enmienda que "legalizaba" su intervención en este país siempre que lo estimaran necesario.

En tal escenario, el 20 de mayo de 1902 nació la neocolonia que bautizaron con el nombre de república.

Todo eso chocaba con el ideario de José Martí, suprema expresión de la independencia y la soberanía de Cuba.

Naturalmente que tal pensamiento indigna a míster Andrés Reynaldo, porque él, como un genuino anexionista, defiende exactamente lo contrario.

Este individuo con desparpajo inaudito llega a decir que Martí "fue intelectualmente deshonesto y políticamente demagógico cuando le postuló a Cuba la misión de impedir la expansión de la influencia gringa sobre el resto de nuestros países".

Antes, lo silencia, el vecino del Norte había proclamado que "el cumplimiento de nuestro Destino Manifiesto es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la Providencia".

Fue lo que en 1895 Martí llamó a detener, hoy muy vigente cuando la jefatura fascista que gobierna a Estados Unidos, como ha dicho, no solo aspira a tragarse este continente, sino al planeta.

Según míster Andrés, "cegados por el ramplón, desfasado y autodestructivo antinorteamericanismo de José Martí y Fidel Castro, podríamos perder la ocasión de reinventar nuestras relaciones con Estados Unidos".

Por ignorante o por vil, —o por ambas cosas a la vez—, sustituye el antimperialismo de Martí y Fidel por el antinorteamericanismo que nada tiene que ver con ambos.

Cuba, a manera de símbolo, es una de las pocas naciones del mundo en la que durante casi 50 años de Revolución jamás ha sido quemada una bandera de los Estados Unidos, ni lanzada una piedra contra su representación diplomática en La Habana.

Míster Andrés cierra con frases muy curiosas. Primero exhorta a que Cuba logre una plena apertura con los americanos, y luego dice que en los Estados Unidos están siendo minados los valores democráticos.

Después afirma que ni ellos son tan malos, ni nosotros tan buenos, y llama a tomar precauciones, porque ellos nunca nos van a tratar mejor de lo que se tratan ellos mismos. "Y se tratan cada día peor".

Excelente base material de estudio para un psiquiatra.

Tal grotesco episodio refleja la honda crisis moral, política e ideológica que desmorona a la ultraderecha de origen cubano asentada en la Florida.

Primero no dudaron en ofender al pueblo de Cuba empleando el nombre de Martí en las emisiones de radio y de la televisión invisible que Washington dirige contra la Isla.

Pero ahora, con el reciente artículo de uno de los suyos en El Nuevo Herald, muestran cuál es su verdadera manera de pensar sobre nuestro Apóstol.

Hacen recordar una frase del Quijote: "Que ladren los perros, señal es de que cabalgamos", como lo hace José Martí junto a su pueblo y su Revolución.

 

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