Bruzual, Yaracuy.— Yurbis Goitía está a punto de realizar su sueño:
entrar a la universidad. Y aunque sabe que para ella cursar altos
estudios será muy difícil, solo desea que la salud le acompañe, para
graduarse dentro de cuatro años y medio.
"GRACIAS
A DIOS, ESCRIBIR NO ME CANSA", DICE YURBIS
Siempre sonríe a pesar de su desdicha, y se define a sí misma como
una persona independiente, voluntariosa y feliz.
Desde niña soñó con recibir clases para vencer, gracias a su
talento, la enorme diferencia física que la separa de cualquier otra
persona. Pero ya parecía que no lo conseguiría.
Cuando comenzó en primer grado, quisieron sacarla de la escuela,
debido a su discapacidad. Solo la insistencia de la maestra y sus
compañeritos, permitió que no la echaran.
"Los niños no entendían cómo podía escribir sin los brazos,
apretando el lápiz entre la mejilla y el hombro. Todos trataban de
imitarme, pero no les salía la letra", recuerda.
El día que concluyó la primaria fue el más triste de su vida. La
mamá no tenía recursos para mantener a sus cuatro hermanas y enviarla
a ella a la secundaria.
A
PESAR DE NO TENER BRAZOS, SU CALIGRAFÍA ES MUY BUENA.
"Mis compañeros estaban contentos porque iban a tal o mascual
liceo, y yo calladita. Cuando me dieron el diploma lloré mucho, porque
no podía seguir".
Cuatro veces le escribió al alcalde, pidiéndole una silla de ruedas
que le facilitara desplazarse, y nunca obtuvo respuesta. Por eso es
enfática cuando asegura que el actual gobierno es el único que ha
tenido en cuenta a las personas como ella.
"Toda la vida estuvimos abajo, éramos excluidos del sistema, por
eso le agradecemos al presidente Chávez su preocupación por los
pobres".
Las misiones educativas promovidas por la Revolución Bolivariana
son para Yurbis una de las mayores alegrías que han recibido los
venezolanos.
En todo Yaracuy existían 32 mil analfabetos, y más de 14 mil que no
pudieron seguir estudiando después de terminar la primaria.
"Pero un día me enteré que iba a iniciarse la Misión Ribas con la
asesoría de profesores cubanos, para formar bachilleres, y me dije:
‘Yurbis, ahí estás tú’".
SU
MAYOR DESEO ES
RECIBIR UN ABRAZO DEL PRESIDENTE CHÁVEZ.
"Resultó un poco difícil —reconoce— yo quería que fueran tan
exigentes conmigo como con el resto de los alumnos; pero en un abrir y
cerrar de ojos lo logré. Cuando recibí mi título de bachiller sentí
una emoción grandísima. Ahora mi meta es la universidad".
En las próximas semanas Yurbis empezará a familiarizarse con las
asignaturas de la carrera de Derecho, gracias a la política
gubernamental de crear "aldeas universitarias" en todos los municipios
de Venezuela, para dar respuesta a los miles de personas que no
conseguían acceder a la educación superior.
Dentro de cuatro años y medio, afirma, estará colgando el título de
abogada en la pared de su casa.
-¿Y qué esperas hacer cuando lo consigas?
"Imagínese, náguara, ahorita no tengo palabras. Creo que trataría
de ayudar a mucha gente necesitada que hoy no tiene quien los
defienda".
-¿Te preocupa que no te acepten?
"Siempre hay quienes no nos comprenden. A mí me decían que si no
podía estudiar, me conformara con lo aprendido, pero uno tiene que
luchar por hacer realidad sus sueños".
Epílogo
Yurbis Goitía tiene 33 años. Nació con una malformación genética
que no le ha impedido valerse por sí misma. Puede realizar quehaceres
domésticos, dibujar y tomar nota en clases apretando el lápiz entre su
rostro y el hombro. "Gracias a Dios no me canso", dice.
Su única limitación, asegura, consiste en colocarse la ropa
interior. Su experiencia más feliz: haber conocido a Fidel Castro en
La Habana. Su mayor deseo: "que mi presidente Chávez me de un abrazo,
porque yo no puedo abrazarlo a él".