|
Imágenes y palabras de Humberto
Arenal
Mañana, a las 5:00 p.m., el espacio El Autor y
su Obra, en el Palacio del Segundo Cabo, estará dedicado al
narrador, dramaturgo y guionista de cine
Pedro
de la Hoz
pedro.hg@granma.cip.cu
Con
80 años cumplidos que disimula en una anatomía magra y cierta flema
británica, Humberto Arenal exhibe una apreciable cosecha literaria.
Hora va siendo ya de considerar sus múltiples aportes a la
narrativa, la crónica periodística y la dramaturgia cubanas, puesto
que Humberto, poseedor de una avidez intelectual que mucho tiene que
ver con su vida misma, se ha movido con igual tiento en los predios
de la palabra y la imagen escénica.
El
joven periodista Humberto Arenal de pie junto al "mago del
suspenso", Alfred Hitchcock.
Aunque diga que es obra menor, nadie podrá quitarle el mérito de
haber escrito la primera novela sobre la Revolución, El sol a
plomo, publicada en 1959, pero gestada en los momentos de la
ofensiva final contra la dictadura.
Vivía entonces en Nueva York, donde se había instalado desde
varios años atrás. Allí se desempeñaba como periodista y montaba
obras de teatro. Justo cuando triunfa la Revolución escribe una
crónica sobre Fidel y los nuevos protagonistas de la historia de su
país. El director de la revista Visión, para la que trabajaba, lo
despidió.
El reencuentro de Humberto con su patria fue activo. Formó parte
del claustro de la primera Escuela de Instructores de Arte, colaboró
con publicaciones periódicas, se sumó como guionista al equipo de
realización del filme Historias de la Revolución. Y se dio a
conocer como novelista: después de El sol a plomo, publicó
Los animales sagrados (1967), texto que fue saludado por
Virgilio Piñera y el chileno Enrique Lihn por la intensidad
psicológica de sus personajes y la transparente agudeza de su prosa.
En tiempos más recientes ha publicado otras novelas: A Tarzán
con seducción y engaño (1995), ¿Quién mató a Iván
Ivanovich? (1996) y Allegro de habaneras (2004). Esta
última destaca por la perspectiva con que aborda las "idas y
vueltas" culturales, eróticas y sentimentales entre España y Cuba
hasta el presente.
Entretanto su pasión por el teatro —recuérdese que tuvo a su
cargo el estreno de la monumental Aire frío, de Piñera— se
vio reflejada en piezas como El caballero Charles y en un
volumen imprescindible para la apreciación del arte escénico,
Seis dramaturgos ejemplares.
Otra faceta de Arenal, la del cronista, merece reconocimiento.
Sin estridencias, con humor, el periodista ha escrito deliciosas
páginas sobre sus encuentros con Virgilio Piñera y Bola de Nieve,
Jean Paul Sartre y Cecil B. de Mille, Cantinflas y Alfred Hitchcock.
Se pueden leer en un tomo que Ediciones Unión publicó en el 2002
bajo el título Encuentros. |