Contra el mosquito

Otro agitado día en Pilar Ataré

MARIAGNY TASET AGUILAR
mariagny@granma.cip.cu

El sol apenas comienza a calentar la Ciudad, y los vecinos del Consejo Popular Pilar Ataré, en el capitalino municipio del Cerro, esperan que pronto toquen a sus puertas. Es el primer día de septiembre, y tan natural como comienza el mes, así también millones de cubanos reanudan la incesante batalla contra el Aedes aegypti.

Decenas de integrantes del Ejército Juvenil del Trabajo realizan el focal especializado cada 12 días en Pilar Ataré.

Será otra jornada para que cada quien en el hogar comience a cepillar los bebederos de animales, cambiar las aguas de vasos espirituales y floreros, eliminar las estancadas, revisar las residuales de refrigeradores y aires acondicionados, sellar huecos innecesarios y tapar herméticamente los depósitos del líquido... En fin, detectar, destruir y evitar los posibles criaderos de mosquitos, no solo en casa, sino también en centros de trabajo.

En las calles de Ataré se alistan desde temprano las fuerzas y los medios de combate. Más de 200 trabajadores de una decena de entidades apoyan al personal de Salud Pública en esta lucha antivectorial en la localidad. Cerca de 40 equipos de fumigación invaden el traspatio del policlínico Abel Santamaría, situado en la intersección de Monte y Fernandina. Varios especialistas los revisan, los limpian, los llenan de insecticida, de voluntad, de celoÁ

No solo fumigaremos, señala Carlos Rivera Samón, supervisor de la campaña aquí. Además de este tratamiento, llamado adulticida porque destruye al insecto solo en su fase adulta, otras brigadas realizarán los focales destructivos y especializados; y controlarán, por vivienda, la calidad del trabajo. Puede que en un mismo domicilio coincidan hasta tres compañeros con diferentes objetivos, para cortarle al mosquito todas las posibilidades de supervivencia.

Comenzamos desde el miércoles una nueva etapa, explica, y hoy el reto es completar el proceso en los hogares donde no pudo ser posible. En este Consejo Popular habitan 18 054 personas en 6 754 viviendas, de estas, 947 están pendientes por realizarle uno u varios procedimientos. El propósito no solo es terminar, sino desarrollar una labor eficiente, para que apenas reste mantener lo logrado.

RIESGOSOS PRETEXTOS

Por todos es conocido cuán peligroso resulta el Aedes aegypti para la salud humana. No obstante, todavía existen quienes lo ignoran y ponen así en riesgo a los demás. Ello pudimos constatarlo en nuestro recorrido, junto a las brigadas, por diversas manzanas de la demarcación. Algunos, generalmente ancianos, alegaban encontrarse solos y sin permiso para abrir; otros que si son alérgicos en especial al humo...

No descansaremos hasta ganarle la pelea al Aedes aegypti, asegura Carlos, sobre todo en la conciencia de la

Aquí y allá sobrevenía el pretexto, generalmente pobre y en contra de sus propias vidas. Pero al final el tesón y los argumentos del "ejército antiaedes" echaban por tierra todas las barreras, sobre todo el personal encargado de desarrollar el trabajo focal, garantía para prevenir cualquier brote infeccioso.

Ahora 16 compañeros practicamos focal destructivo en más de 600 casas, con un promedio de 25 por especialista, explica la licenciada en Enfermería Griselda González, del Hospital Clínico Quirúrgico 10 de Octubre. Este proceso se realiza cada tres días. Somos responsables de ocho manzanas aledañas a nuestro hospital. Revisamos todo, hasta tasas sanitarias y tragantes. Si detectamos algún posible criadero inmediatamente lo destruimos y, en caso de encontrar larvas, tomamos las muestras para su posterior análisis.

A veces nos "coge" la noche fumigando, asegura Niurkis Caminero, miembro del Comité Provincial de la UJC al frente de esta tarea, y delegada de la circunscripción siete, de las diez que abarca el Consejo. Hay personas que trabajan hasta muy tarde, explica, y varias de ellas están dispuestas a que les fumiguemos sus hogares incluso a medianoche. Aquí no cuentan las horas de trabajo, sino los resultados. Apenas nos quedan 40 casas —resume Carlos, motomochila en mano— y volvemos a vernos dentro de siete días, aún más en los hogares donde se haya detectado algún indicio del mosquito.

 

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