Para el sector de la Salud Pública cubana
Las verdaderas intenciones del Plan Bush
JORGE
LEZCANO PÉREZ Miembro del Comité Central del Partido
Es conocido por nuestro pueblo que el Plan Bush contempla, como
mínimo, tres importantes medidas para aplicar en el área de la salud
de nuestro país, ya sea directamente por autoridades norteamericanas o
mediante un gobierno títere de transición. Estas son:
1. Privatizar los servicios de salud.
2. Las agencias del gobierno de los Estados Unidos y asociados
internacionales evaluarán las fortalezas y debilidades del sistema de
salud cubano para determinar las necesidades de su restauración y/o,
modernización.
3. Inmunizar inmediatamente a todos los niños menores de cinco años
que estén aún por vacunarse contra las principales enfermedades
infantiles en el sistema actual de sanidad.
Si
el emperador lee los libros al revés, no puede saber nada de nada.
Como todos sabemos que el señor W. Bush se ufana de la incultura
que padece y de no practicar jamás el buen hábito de la lectura y de
estar informado de lo que ocurre en el mundo, es factible creer que no
conozca el derecho constitucional de los cubanos de recibir
gratuitamente todos los servicios de salud, ni que el sistema de salud
de Cuba es reconocido internacionalmente como uno de los mejores de
todos cuantos existen en este planeta, y mucho menos que el ciento por
ciento de los niños de nuestro país, desde que nacen, reciben el
beneficio de la inmunización contra 13 enfermedades.
Lo que sí resulta muy difícil pensar es que esas realidades sean
desconocidas también por sus asesores, por los que elaboraron el
informe de la Comisión para Asistir a una Cuba Libre, por los
politólogos cubanos que cobran buenos salarios para hacer propuestas
de cómo derrotar al "régimen de Castro", y menos creíbles aún es que
las decenas de agencias de inteligencias norteamericanas no conozcan
con exactitud las excelencias de los servicios de salud de Cuba, tras
el objetivo de intentar matar por hambre y enfermedades a nuestro
pueblo.
La historia de la agresión yanki es bien conocida y padecida en
carne propia por los ciudadanos de nuestro país, citaremos tan solo la
evaluación que al respecto ha hecho una organización estadounidense.
La Asociación Norteamericana para la Salud Mundial (AAWH), tras
estudiar en 1997 las consecuencias del bloqueo, en esa esfera,
concluyó: "(...) El embargo de los Estados Unidos contra Cuba ha
dañado dramáticamente la salud y la nutrición de un gran número de
ciudadanos cubanos. (...) Es nuestra conclusión que el embargo de
Estados Unidos ha aumentado significativamente el sufrimiento en Cuba,
y hasta ha ocasionado muertes".
Teniendo claro los verdaderos propósitos del Plan Bush para el
sector de la salud, examinaremos ahora las consecuencias que tendría
para el pueblo cubano si se cumplieran las propuestas yankis de
trasladar a Cuba las "bondades" de su sistema.
En el artículo de Nicanor León Cotayo, publicado en el periódico
Granma, el 21 de abril del 2005, se dice:
"En los Estados Unidos se dio a conocer que la salud de miles de
niños corre peligro debido a la no existencia de un conjunto de
vacunas en algún lugar del país."
Un artículo del periódico The Washington Post, firmado por David
Brown, dijo hace unas semanas atrás:
"(...) La reserva de vacunas para niños del Gobierno federal,
concebida como protección contra escasez futura, ha sido vaciada casi
completamente y no existen perspectivas inmediatas de que sea
repuesta."
De dos de esos productos, que protegen contra la difteria, el
tétanos y la tos ferina, agregó el Post, "no existen en los almacenes
de compañía alguna en ninguna otra parte. Simplemente no existen".
La reserva de vacunas del gobierno de Estados Unidos fue creada en
el año 1983 con el objetivo de tener suficientes para satisfacer las
necesidades del país durante seis meses.
Su derrumbe virtual, apuntó Brown, es una vergüenza indecible para
el Departamento (Ministerio) de Salud y Servicios Humanos, los Centros
para el Control y Prevención de Enfermedades y los fabricantes.
Según el presidente de la Academia Americana de Pediatría, doctor
Carden Johnston, "nosotros estamos dejando a nuestros niños expuestos
a serias enfermedades e incluso a la muerte si no los vacunamos".
"Añadió que de acuerdo con investigaciones, alrededor del 20% de
los niños estadounidenses entre 19 y 35 meses de edad están atrasados
con sus inmunizaciones, sobre todo los del sector más pobre."
A su vez, en información de Lindsey Tanner, transmitida por la
agencia AP, el 10 de mayo del 2006, se afirma que Estados Unidos está
entre los últimos de los países más desarrollados del mundo en cuanto
a la supervivencia de los recién nacidos. Cinco de cada 1 000 bebés
mueren antes del primer mes de vida.
En el informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS)
sobre Estados Unidos aparecen los datos siguientes:
"Niños de 0-4 años: Casi una quinta parte de los niños menores de 6
años vivían en pobreza en 1999. En 1998, la mortalidad infantil fue de
7,2 defunciones por 1 000 nacidos vivos. Las cinco causas principales
de la mortalidad infantil en 1998 fueron las malformaciones congénitas
(22% del total de defunciones infantiles), trastornos relacionados con
un periodo de gestación corto y el bajo peso no especificado al nacer
(15%), síndrome de muerte súbita del lactante (10%), las
complicaciones maternas del embarazo (5%) y el síndrome de dificultad
respiratoria (4%). Washington, D.C., la capital de los Estados Unidos,
tuvo una tasa de mortalidad infantil de 15,0 defunciones infantiles
por 1 000 nacidos vivos.
"En 1999 se notificaron 1 666 casos de malaria, representando un 8%
más que 1997.
"En el año 2000 se reportaron 16 377 casos nuevos de tuberculosis.
"Desde 1991 al 2000 aumentó 49% la proporción de personas
diabéticas. Se calcula que casi el 10% del total de adultos del país
tienen diabetes."
Un informe de la Oficina del Censo Norteamericano da cuenta que en
octubre de 1998 existían en el país 15 millones de niños que vivían en
la pobreza, 11,1 millones no tenían garantizada la protección de su
salud, sobre todo los menores de 6 años.
A su vez, informaciones estadísticas oficiales de Estados Unidos
demuestran que 7 000 niños mueren anualmente víctimas de disparos de
armas de fuego, lo que representa la mayor cifra entre los 28 países
más ricos del mundo. El 12% de la población norteamericana (unos 30
millones) es afectada por el hambre desde 1990. Otro 19% vive por
debajo de los límites de pobreza y 45 millones de ciudadanos carecen
de cobertura médica.
Sobre estos mismos temas, una información de la agencia de noticias
Associated Press (AP), escrita por Genera C. Armas, el 26 de agosto
del 2004, señalaba que "el número de estadounidenses que viven en la
pobreza y sin cobertura médica aumentó por tercer año consecutivo. (Á)
El año pasado había 35,5 millones de personas viviendo en la pobreza,
o el 12,5% de la población. Eso equivale a 1,3 millones más que en el
2002. Los niños representaron más de la mitad del incremento, con
aproximadamente 800 000. La tasa de pobreza infantil aumentó del 16,7%
en el 2002 al 17,6. Asimismo, más personas carecieron de seguro
médico: unos 45 millones el año pasado, o 15,6%, comparado con 43,5
millones o 15,2%".
En lugar de seguir elaborando planes para Cuba, el señor W. Bush
debiera evaluar las fortalezas y debilidades del sistema de salud
norteamericano para determinar las necesidades de su reestructuración
y/o modernización, e inmunizar inmediatamente a todos los niños
estadounidenses menores de cinco años que estén aún por vacunarse
contra las principales enfermedades infantiles.
Claro está que, para ello, habría que exigirle que restituya los
143 000 millones de dólares que suprimió de los programas de
desarrollo social en el presupuesto del 2006.
(Final) |