Bye, bye, Mr. Blair

ARSENIO RODRÍGUEZ

Su imagen ya no representa el triunfo ni las perspectivas de un futuro mejor, tal como insistían los estrategas de su partido durante años mediante la propaganda oficial. Mucho menos simboliza la consolidación de un proyecto social, sino todo lo contrario.

Los tiempos ya no son de euforia

Aquella sonrisa que recorrió el mundo, cuando se fotografió junto al presidente norteamericano, George W. Bush, y el jefe del Gobierno español José María Aznar, desapareció para convertirse en una mueca.

De aquellos que se retrataron en las islas Azores para anunciar al mundo nuevas desgracias, solo están él y su socio Bush en el poder, aunque según las últimas noticias, pronto solo quedará el mandatario imperial.

Este jueves, finalmente, se producía la decisión esperada del retiro, después de 48 horas de un debate turbulento dentro del Partido Laborista y de las renuncias de ocho miembros de su Gobierno, motivadas por la negativa de Blair de anunciar su salida y dar a conocer un plan de transición, luego de una década en el poder.

Poco antes del anuncio, aunque Blair no dijo cuándo, el ministro de Hacienda y posible sucesor, Gordon Brown, aseveraba que quedaba por cuenta del Primer Ministro decidir cuándo dejará el cargo. Las fechas precisas me corresponde fijarlas a mí y de una forma apropiada, aseguraba Blair por su parte.

Otro elemento que determina esta retirada es el propio pueblo británico, que a pesar de estar sometido a una campaña mediática diaria, se niega a seguir los aventureros planes de un jefe de Gobierno que sigue los dictados de Washington.

Un colega alemán coincide con muchos especialistas en que Blair tenía que marcharse antes de concluir su mandato, aunque sus acólitos más cercanos le preparan una gira de despedida al estilo de una estrella de rock.

"Debería ser como para que la gente todavía lo quiera más", citan los diarios londinenses. "TB" (Tony Blair) visitará 20 edificios que desde la victoria sobre los tories en 1997 fueron erigidos en el Reino Unido, todo ello frente a las cámaras de televisión.

Ni los niños escaparán a este proyecto, pues el tan deseado "bye bye" será dado incluso en programas infantiles. Lo que se pretende lograr en la opinión pública británica es que el "blairismo" quede como símbolo de victoria.

El diario The Guardian calificó de vergonzosos estos planes propagandísticos de despedida, y comparan la gira con aquellas que realiza Pavarotti o cualquier otro artista famoso. Sin embargo, los organizadores siguen empecinados en llevarlas a cabo porque la consideran un digno adiós.

¿Qué piensan los británicos sobre tan controvertido político?

En la actualidad, según encuestas recientes, solo el 31% votaría por los laboristas de Blair, fenómeno que se presenta por primera vez en las últimas dos décadas.

Blair envió las tropas británicas a Afganistán e Iraq.

Las principales críticas vienen precisamente desde dentro, de los llamados rebeldes, aunque también de todos los que no quieren hundirse con el líder del laborismo, pues él se marcha a ganar una fortuna en una transnacional, pero ellos deben seguir viviendo de la política. Sobre todo cuando se avecinan las elecciones regionales en Gales y Escocia, a mediados del 2008. A partir de entonces y hasta mayo del 2009, el Primer Ministro tiene posibilidades de convocar elecciones generales para conocer si finalmente los laboristas se mantienen o salen del Gobierno.

El anuncio del retiro pone fin a los rumores, que dicen estaban aprobados por el propio Blair. Los dimes y diretes se han convertido en una comidilla diaria en los círculos políticos británicos.

La conocida revista The Economist, aseguraba horas antes: "La incómoda realidad para el Primer Ministro reside en que el núcleo del partido, los activistas más firmes que nunca dieron que hablar, han decidido que ya ha llegado la hora de que se marche".

Los más recientes escándalos en el Ministerio del Interior, las revelaciones de cómo se financia el Partido Laborista y los títulos de Lord comprados con donativos han ayudado a que llegue esa hora, aunque para muchos lo definitorio, y que no se le perdona a tan problemático político, ha sido su fidelidad a Bush, a pesar de los jóvenes soldados británicos muertos en Iraq y en otras latitudes.

 

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