La obra de Leo Brouwer en el 2006
En todas partes, como la guitarra
Pedro
de la Hoz
pedro.hg@granma.cip.cu
Semanas atrás, en la ciudad española de Córdoba, le preguntaron
por el estado de la guitarra, y respondió: "Goza de buena salud y no
va a desaparecer, porque es un instrumento portátil y está presente
en todos los estilos musicales". Lo mismo podría decirse de quien
dijo esas palabras, el compositor, director de orquesta y
guitarrista Leo Brouwer, con una actividad multiplicada en diversas
latitudes en lo que va de año.
Justamente uno de los momentos cenitales de su presencia
internacional tuvo lugar este verano en los predios cordobeses,
donde se le reconoce con el título de Director Emérito de la
agrupación sinfónica del lugar, y se le dedicó un espacio
privilegiado en el Festival de Guitarra.
Allí se presentó una obra, desde ya imprescindible, Jornadas
de estudio de Leo Brouwer, libro que reúne ensayos sobre la
producción del maestro para el instrumento, aportados, entre otros,
por el destacado compositor español Tomás Marco y el musicólogo
cubano Jesús Gómez Cairo. El volumen forma parte de la colección
Nombres propios de la guitarra.
Entretanto, un grupo selecto de intérpretes recibió clases
magistrales de quien fue considerado como uno de los mejores
guitarristas del siglo XX.
Antes, durante la primavera, el prestigioso conservatorio Luigi
Cherubini, de Florencia, dedicó al maestro cubano su festival anual
y en Roma, la Editorial Travel Factory publicó su libro de ensayos
musicales Gajes del oficio (Incerti del mestiere), que según la
estudiosa Adriana Tessler "testimonia la natural evolución de sus
búsquedas constantes y la sólida coherencia y vitalidad de un
pensamiento".
Sus composiciones forman parte del repertorio activo de numerosos
intérpretes. En este último agosto, por ejemplo, el guitarrista
guatemalteco Joseaugusto Mejía, a punto de recibirse en el Royal
Collage of Music de Londres, ofreció conciertos en Ciudad de
Guatemala y Ciudad de México a base de piezas de Fernando Sor,
William Walton, Hans Werner Henze y Leo Brouwer.
La cubana Niurka González Núñez llevó a la Quinta Convención
Internacional de Flauta, en la ciudad inglesa de Manchester, La
región más transparente, una de las paradigmáticas obras de
cámara de Leo.
Mientras en la provincia argentina de Misiones, el guitarrista
Luis Zanazzo daba a conocer su más reciente producción discográfica,
Manos a la obra, en el que incluyó piezas del autor cubano,
la capital paraguaya reunía en el ciclo Guitarra y mujer, a
varias intérpretes de excelencia, entre ellas, la japonesa Sachiko
Miyashita, quien seleccionó la difícil y exigente Sonata.
Por esos días, Christopher Parkening, alumno de Segovia, ofrecía
un concierto en Coral Gables, Florida, reseñado favorablemente por
la prensa, por The Miami Herald, que resaltó la presencia en su
repertorio de obras de Heitor Villa-Lobos y Leo Brouwer,
considerados por el cronista entre los más grandes compositores para
el instrumento en la pasada centuria.
Y más al norte, Thierry Begín Lamontaigne, ganador del Primer
Premio del Concurso de Música de Canadá, en Cowansville, festejó el
triunfo con un concierto en el que recreó El Decamerón negro.
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