Pronunciamientos del presidente cubano, Fidel Castro, ante la VII
Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (NOAL), en 1983,
mantienen su vigencia a pocos días de iniciarse la XIV reunión de ese
foro.
En aquella ocasión, en Nueva Delhi, el mandatario entregó a la
India la presidencia de la instancia y en su discurso realizó un
balance de la labor realizada durante tres años al frente de NOAL, en
un período marcado por la complejidad del panorama internacional.
Fidel Castro había sido electo para el cargo, en representación de
su país, durante la VI Conferencia de Jefes de Estado y Gobierno
efectuada en esta capital en 1979.
Durante los tres años en que ejerció tal responsabilidad,
descollaron los esfuerzos por revitalizar el Movimiento, fortalecer la
unidad entre los Estados miembros y enfrentar la agresiva política
exterior de Estados Unidos.
Tras hacer un informe sobre esas situaciones y su resultado, Fidel
Castro hizo precisiones en relación con las más importantes tareas y
retos que se perfilaban ante los No Alineados.
El dignatario sintetizó en una sola palabra, acogida con grandes
aplausos por los asistentes, el mensaje a todos los miembros del
Movimiento: "Luchar".
En ese contexto llamó a combatir sin descanso por la paz, por
mejorar las relaciones internacionales, reducir drásticamente los
gastos militares y dedicar una parte de esos recursos al desarrollo
del Tercer Mundo.
Pidió luchar también por el cese del intercambio desigual, por un
sistema monetario y financiero internacional equitativo y por una
industrialización que impidiera a transnacionales e inversores
privados controlar las economías de las naciones pobres.
El presidente cubano se pronunció entonces por una solución estable
y definitiva a las necesidades energéticas del Tercer Mundo,
incluyendo la indispensable cooperación económica internacional, con
énfasis en la ayuda entre naciones subdesarrolladas.
Recalcó la importancia de llevar a la conciencia de todos la
necesidad de cambios estructurales internos y otras medidas enfiladas
a elevar el nivel de vida de la población, relacionadas con la
redistribución del ingreso, el empleo, la salud y la educación.
Como una suerte de anticipo de los planes que llevaría adelante
Cuba, pidió especialmente enfrentar la crítica situación de la salud
en los países pobres mediante la movilización de los necesarios
recursos financieros y humanos.
Llamó a priorizar el desarrollo de programas contra el
analfabetismo y a favor de la escolarización de la niñez, la elevación
de los niveles de enseñanza, el acceso a las universidades y la
formación masiva de técnicos y personal calificado.
Sus palabras finales las dedicó a exhortar a la unidad más estrecha
del Movimiento y de todas las naciones subdesarrolladas.
Formemos un haz indestructible de pueblos para exigir nuestras
nobles aspiraciones, nuestros legítimos intereses, nuestro derecho
irrenunciable a sobrevivir y no permitamos que nada ni nadie nos
divida, recalcó.
Por su trascendencia y actualidad, los planteamientos del Jefe de
Estado cubano siguen marcando el rumbo y las metas de los No
Alineados, que a las puertas de su XIV Cumbre continúan encarando la
urgencia de multiplicar acciones por un mundo mejor.