— El conflicto postelectoral en México se acerca hoy a dos momentos
claves que pueden marcar el rumbo futuro del país, ya dividido en
torno a denuncias de un presunto fraude a favor del oficialismo.
El primero de estos acontecimientos será el sexto y último informe
a la nación del presidente Vicente Fox, quien parece destinado a
terminar su mandato el próximo 1 de diciembre bajo la ominosa sombra
de una crisis política.
El segundo, el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial
sobre la validez de los comicios del pasado 2 de julio y la
proclamación del presidente electo, un puesto que pretenden haber
ganado los candidatos de las dos mayores fuerzas políticas del país.
Esa instancia despejó ya el camino al aspirante del gubernamental
Partido Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón, tras rechazar una
demanda de la opositora coalición Por el bien de todos de proceder a
un recuento total de los votos.
De hecho, el PAN, otras fuerzas como el otrora mayoritario Partido
Revolucionario Institucional (PRI) y la mayor parte de la prensa, solo
esperan por la fecha de la proclamación de Calderón, paso para el cual
el Tribunal tiene de plazo hasta el próximo día 6.
La coalición, que postuló a Andrés Manuel López Obrador, adelantó
ya su rechazo a reconocer a Calderón como presidente del país y
calificó de golpe de estado el eventual anuncio del triunfo del
candidato del PAN.
Esa postura fue ratificada anoche por López Obrador en un mitin en
el estado de Tabasco, con costas en el Golfo de México, donde de
acuerdo con reportes de la prensa fue presentado como el presidente
legítimo de la nación.
La alianza, con el apoyo de otros sectores sociales, convocó para
el 16 de septiembre a una Convención Nacional Democrática para
determinar sus acciones futuras si el Tribunal confirma a Calderón
como presidente electo.
De entrada, las alternativas propuestas por la coalición son la
creación de un gobierno paralelo, a partir del principio
constitucional que el poder emana del pueblo, o de una coordinadora
nacional de la resistencia civil pacífica.
En ese polémico clima, el presidente Vicente Fox presentará mañana
su último informa ante la Cámara de Diputados, cuyos 500 miembros son
un claro reflejo de las divisiones que sufre el país.
Los partidos de la coalición, de la Revolución Democrática, del
Trabajo y Convergencia por la Democracia, anunciaron ya que la jornada
"no será un día de campo para Fox".
Fuerzas antimotines, con apoyo de tanquetas lanza-aguas, mantienen
acordonado todo el entorno del Palacio Legislativo, cercado por altas
mallas metálicas desde varias cuadras de distancia, para cerrar el
paso a cualquier manifestación.
Tradicionalmente, el Presidente acude al antiguo Palacio Nacional
para que le coloquen una banda presidencial antes de partir al
Parlamento, pero el lugar, popularmente conocido como el Zócalo, es el
principal bastión opositor.
En la amplia explanada de la Plaza de la Constitución, desde hace
un mes los simpatizantes de López Obrador levantaron sus improvisados
campamentos de su resistencia civil al presunto fraude a favor del
candidato oficialista.
Se desconoce aún si Fox mantendrá esa tradición.