— A escasas horas de cumplirse el primer aniversario del paso
del huracán Katrina por Nueva Orleans y otras ciudades estadounidenses
sólo el 27 por ciento de los estados están preparados para enfrentar
embates de una nueva contingencia.
Según el influyente diario The New York Times, a un año este martes
del azote de ese ciclón también apenas el 10 por ciento de las
ciudades estadounidenses podrían encarar una eventualidad climática
tan devastadora como el Katrina.
Ese meteoro, de categoría cinco en la escala Saffir Simpson, dejó
una estela de más de mil 500 muertos por inundaciones y pérdidas
materiales que soprepasaron los 100 mil millones de dólares, según
fuentes oficiales.
Como si fuera poco, más de la mitad de los 465 mil habitantes de
Nueva Orleans continúan dislocados en diversas partes del país,
mientras barrios enteros permanecen sin corriente eléctrica y
abandonados a su suerte.
Los temores aumentaron el fin de semana último en Nueva Orleans,
estado de Louisiana, ante la amenaza del entonces huracán Ernesto, que
en las últimas horas se degradó a tormenta tropical, aunque según
meteorólogos podría ganar en intensidad.
El Cuerpo de ingenieros de Estados Unidos, que supervisa los
trabajos de reconstrucción de la infraestructura de la ciudad del
jazz, manifestó su escepticismo sobre la fortaleza de los diques que
se construyen en esa demarcación.
Los expertos coinciden en que esas barreras de contención, sin
terminarse aún su construcción de forma completa, están preparadas en
estos momentos para hacer frente a un ciclón hasta de categoría tres.
No está claro si los diques pudieran soportar un ciclón de gran
envergadura, enfatizó el jefe del cuerpo de ingenieros de la Armada de
Estados Unidos, Carl Strock.
También Kathleen Blanco, gobernadora de Louisiana, manifestó su
insatisfacción con la fortaleza de los diques.
Con su alto poder destructivo, el huracán Katrina demostró con
creces la incapacidad y desinterés del gobierno del presidente George
W. Bush para atender a los damnificados por ese fenómeno y encarar la
reconstrucción de las zonas afectadas.
A las acusaciones por negligencia contra el mandatario, se suman
las que culpan a su administración de mantener prejuicios raciales
contra las comunidades negras, cuyas casas y negocios resultaron
destruidos casi en su totalidad por el ciclón.
Cabe recordar las declaraciones del alcalde de Nueva Orleans, Ray
Nagin, quien señaló recientemente que el atraso en las colaboraciones
para restaurar instalaciones en esa demarcación se debe a prácticas
oficiales burócratas y raciales.
Ello ocurre a más de 40 años de haber sido promulgada una ley
antisegregacionista en el país.