El joven general mambí y médico Juan Bruno Zayas

En el aniversario 110 de su caída en combate, ocurrida el 30 de julio de 1896

RAÚL RODRÍGUEZ LA O

En la historia gloriosa de nuestra Patria nunca ha habido mejor momento que en la actualidad, cuando Cuba tiene decenas de miles de hombres y mujeres prestando sus servicios internacionalistas en el campo de la salud en numerosos países del mundo, para rendirle modestamente al joven General y médico Juan Bruno Zayas Alfonso el tributo bien merecido por su conducta ejemplar de amor y lealtad a Cuba desde su nacimiento, el 8 de junio de 1867, en el entonces aristocrático barrio del Cerro, en La Habana, hasta su heroica caída en combate a los 29 años de edad, ocurrida el 30 de julio de 1896, en la finca La Jaima, en Güiro de Boñigal, Quivicán, de la provincia habanera durante la tercera y última guerra de independencia contra España, organizada y conducida por nuestro Héroe Nacional José Martí.

Para cumplir con tan noble propósito en honor a tan destacado combatiente revolucionario hemos utilizado la obra Juan Bruno Zayas: médico y soldado, La Habana, 1924, de Gerardo Castellanos García; el Diccionario enciclopédico de historia militar de Cuba; Tomo 1, Ediciones Verde Olivo, 2001 y principalmente el último e importante libro publicado sobre su figura, escrito por el Historiador Abelardo Padrón Valdés bajo el título El general más joven. Juan Bruno Zayas, Ediciones Unión, 1984.

Juan Bruno Zayas Alfonso tuvo una vida muy breve pero intensa, heroica y muy fructífera. Un dato muy importante de tener en cuenta para su vida y formación es el marco familiar en que se desarrolla ya que su padre era abogado y fue profesor, subdirector e incluso director del prestigioso colegio El Salvador tras la muerte de José de la Luz y Caballero cuyo cargo desempeñará hasta su clausura, en 1869.

Nació exactamente en la Calzada del Cerro 795 contiguo a donde estaba el colegio El Salvador, en el número 797. Aquí y en toda la barriada del Cerro y Puentes Grandes transcurrirán su infancia y juventud. Dicen los que lo conocieron que era enamorado, serio de carácter, muy amante y preocupado por la familia, bailador, buen jinete, fumador, sencillo y de gran sensibilidad humana por lo cual es lógico comprender las razones que lo hicieron escoger la profesión de médico. Era asiduo visitante de la famosa Acera del Louvre y compartió con muchos jóvenes revolucionarios que allí frecuentaron y compartieron con Antonio Maceo en la década de 1890 y luego lo acompañarían en las filas del Ejército Libertador cubano.

Su título de Bachiller le fue expedido en 1886 y logró matricular en la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad de La Habana en el curso 1885-86. Pero lamentablemente durante sus estudios de Medicina murió su padre y por supuesto se vio muy afectado emocionalmente. En tal situación fue importante el apoyo moral y material que recibió de dos de sus tíos paternos Juan Bruno y Francisco Javier quienes influyeron decisivamente en el General Juan Bruno Zayas Alfonso y sobre todo para que pudiera terminar sus estudios universitarios. Uno de ellos, Francisco, era médico y profesor universitario quien prácticamente le sirvió de tutor hasta la culminación de su carrera de Medicina.

Ya graduado como médico el futuro combatiente y general independentista decidió ejercer la Medicina en la zona rural de la Isla. De ese modo decidió marcharse a los campos de Las Villas donde debido a su dedicación y entrega a la población y sobre todo de los sectores más humildes, se convirtió en un muy querido y admirado profesional de las batas blancas tal y como se dice hoy día. Esa experiencia como médico rural sería decisiva para su entrenamiento y conocimiento del terreno en su futura vida como combatiente.

De esa manera al iniciarse la última guerra por la independencia, el 24 de febrero de 1895, uno de los que la apoyó sin vacilación fue el joven médico Juan Bruno Zayas quien con 27 años de edad se incorporó al Ejército Libertador.

Se alzó en armas el 25 de abril de 1895 al frente de un grupo en Vega Alta, Las Villas. Juan Bruno Zayas se inició muy activamente y de modo destacado en su vida militar. Por eso de acuerdo con los jefes villareños le fue conferido el grado de Teniente Coronel. Cuando se organizó el Regimiento de Infantería Narciso, quedó al frente de este. El 24 de junio de 1895 pasó a mandar el Regimiento de Caballería Villaclara, el cual organizó. El 18 de julio de ese mismo año se puso bajo las órdenes del Mayor General Manuel Suárez, luego de haber atacado cuatro días antes el fuerte provincial. Fue ascendido a Coronel el 15 de agosto y ese mismo día se unió al Mayor General Serafín Sánchez, Jefe de la Primera División del Cuarto Cuerpo. Y así participó en numerosos combates hasta que se incorporó a las fuerzas del Generalísimo Máximo Gómez, en Mal Tiempo. Organizó la Brigada Villaclara (1 Brigada 2 División del 4 Cuerpo) de la cual asumió el mando para participar en la invasión. El 22 de enero de 1896 entró en Mantua al frente de la vanguardia de la columna invasora. Fue uno de los firmantes del Acta allí levantada, al siguiente día, dando por concluida la histórica y legendaria invasión de Oriente a Occidente.

En la primera campaña de Pinar del Río se destacó desde los primeros combates por lo cual resultó herido en uno de ellos. Combatió en Matanzas, La Habana. Concluida la invasión Maceo le ordenó ir en misión especial a Villa Clara. Cumplió y regresó nuevamente al Occidente con cerca de 200 hombres. Ya en junio de 1896 se encontraba una vez más operando en La Habana, su provincia natal. En cuanto a su ascenso a General de Brigada se dice que el Mayor General Antonio Maceo le confirió ese grado al llegar la invasión a Guane, el 20 de enero de 1896. Pero lo cierto es que el Titán de Bronce le entregó la proposición al General en Jefe en un escrito fechado en Nueva Paz, el 21 de febrero de ese mismo año quien a su vez lo hizo llegar al Consejo de Gobierno, el 8 de abril, siendo aprobado al siguiente día, convirtiéndose hasta ese momento en el General más joven del Ejército Libertador.

Con sus triunfos, arrojo, sencillez y conducta intachable e incorruptible de amor y lealtad a Cuba, se ganó para siempre el prestigio y admiración de todos los combatientes del Ejército Libertador cubano y fundamentalmente de sus principales jefes como Máximo Gómez y Antonio Maceo, tal y como puede apreciarse en la siguiente carta del Héroe de la Protesta de Baraguá, fechada el 9 de mayo de 1896, en Pinar del Río:

"Brigadier Juan Bruno Zayas.

Muchos deseos tenía de recibir noticias de usted, aunque algo había oído decir de su brillante acción con una guerrilla española, pero no quería dar entero crédito al rumor y gozarme de veras, sino recibiendo noticias suyas, como acaba de sucederme al recibir su atenta comunicación de 27 de marzo pasado.

Felicítole, pues, por sus triunfos y celebraré que los obtenga con frecuencia. Ya sé por comunicación del General en Jefe que recibió usted de él nueva orden por convenir así el mejor servicio.

Venga junto con él...

A. Maceo"

Lamentablemente, sorprendido en una emboscada enemiga debido a un delator del lugar donde acampaba y en medio de la gloria que ya lo acompañaba, cayó heroicamente en su puesto de combate defendiendo el honor y la dignidad de todos los cubanos, el 30 de julio de 1896, actualmente día de todos los mártires de la Revolución cubana contra la dictadura de Fulgencio Batista.

 

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