Más denuncias sobre torturas en Guantánamo

WASHINGTON, 1 de agosto (PL).— Nuevos testimonios sobre las torturas a las que son sometidos los prisioneros en la base militar estadounidense de Guantánamo salen a la luz hoy en un libro de dos periodistas afganos, víctimas de los maltratos en ese enclave.

La obra, intitulada Las cadenas rotas de Guantánamo, describe los abusos físicos y mentales sufridos por los detenidos, la inmensa mayoría de ellos arrestados a raíz de la invasión norteamericana a Afganistán a fines de 2001.

El texto fue redactado por los hermanos Abdul Rahim Muslim Dost y Badr uz-Zaman, absueltos luego de tres años por un tribunal militar que los procesó en la misma prisión, en abril último.

Los periodistas afirman que, aunque la mayoría de los reos son hombres, en la base también fueron recluidas mujeres, incluso un niño de 10 meses.

En Guantánamo, Washington mantiene a más de 500 personas, etiquetadas de combatientes enemigos, término utilizado por el gobierno del presidente George W. Bush para excluirlas de toda asistencia legal.

Los testimonios de Abdul Rahim Muslim Dost y Badr uz-Zaman corroboran los del abogado australiano Stephen Kenny, quien a fines de 2003 calificó a esa cárcel de agujero negro físico y moral.

Kenny fue el primer letrado civil autorizado por el Pentágono a reunirse con un prisionero en el enclave, territorio cubano ocupado por Estados Unidos en contra de la voluntad de las autoridades y el pueblo de la isla.

Tras múltiples negociaciones, el abogado recibió el visto bueno de las autoridades norteamericanas para visitar a su cliente, el australiano David Hicks, a quien encontró muy deprimido por las condiciones de reclusión.

Al abogado le fueron impuestas restricciones acerca de lo que podría decir sobre los cinco días que permaneció en el centro de detención.

No obstante, en un encuentro con reporteros en Nueva York, le fue imposible guardar silencio sobre el infierno que observó en el penal.

Innumerables denuncias sobre los maltratos a prisioneros, desde el empleo de perros para intimidar hasta las profanaciones del Corán, salieron a la luz tras la visita de Kenny, quien hizo ver que no había mucha diferencia entre Guantánamo y Abu Ghraib, la siniestra cárcel utilizada por el Pentágono en las afueras de Bagdad.

La reciente revelación de la identidad de muchos de los prisioneros reavivó el debate en torno al calvario por tiempo indefinido de las personas recluidas allí, sin que hayan sido sometidas a juicio.

Transcripciones de testimonios de los detenidos muestran que la mayoría de ellos perdió la esperanza de ser algún día liberados.

"Estamos en una tumba aquí", declaró a su abogado Ahamed Abdul Aziz, quien desde hace tres años es mantenido tras las rejas.

El reo ha sido interrogado unas 50 veces, y ve muy lejana su ansiada libertad, pese a no existir cargo alguno en su contra, tal como ocurre con el 98 por ciento de la población penal de la base.

Peor es la situación de Msihal Awad Sayaf Alhabri, cuya nacionalidad no se precisa.

El prisionero presenta un daño cerebral grave, consecuencia de la falta de oxígeno sufrida al intentar suicidarse en enero de 2003.

Los testimonios fueron divulgados en el sitio en Internet del Pentágono, tras el reclamo de medios de prensa que exigían fuese difundida ante la opinión pública la identidad de las más de 500 personas apresadas.

 

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