De raíces mexicanas, la
pintura mural se yergue símbolo de los principales centros urbanos
de la provincia de Pinar del Río, con un nuevo exponente de
interacción arte y entorno en esta localidad.
La más reciente obra fue hecha sobre una de las amplias fachadas
del sitio, por una decena de pintores del municipio, de unos 935
kilómetros cuadrados de extensión entre montañas y llanuras
cubiertas de cañaverales.
Mediante la técnica primitivista, el mural plasma estampas de la
vida cotidiana y el desarrollo económico-social de las últimas
décadas en este pueblo, fundado el 16 de noviembre de 1830, con
igual patronímico al de la capital cubana.
Consultorios médicos, escuelas, paisajes y grupos electrógenos
que concedieron la autonomía energética a la provincia, pueden verse
en la pared de un centro comercial de la avenida principal, en un
producto de la plástica también común en diversos puntos llamativos
de la ciudad de Pinar del Río.
Esa comunión arte-ciudad, a ojos vista de los visitantes
constituye sello de Vueltabajo, como el tabaco, las orquídeas o el
valle de Viñales, entre otras condiciones físico-geográficas
difíciles de hallar en otros lugares del mundo.
Así por la más occidental provincia, conocida como el Jardín de
Cuba, gana espacio el muralismo, movimiento de la plástica nacido en
la segunda década del pasado siglo en México, con exponentes tan
altos como Diego Rivera, Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros,
paradigmas que motivan a los jóvenes pinceles a través del tiempo.
(AIN)