| Cuetión
de leyes
La primera cara
LOURDES PÉREZ NAVARRO
lourdes.p@granma.cip.cu
Asuntos de trabajo nos condujeron
recientemente hasta la sede de la Dirección Municipal de la
Vivienda del capitalino municipio de Diez de Octubre. En un buró
junto a la puerta de entrada, un compañero atendía la cola de más
de 80 personas que esperaban ser recibidas por los especialistas.
Intercalando comentarios jocosos
llamaba a quien correspondía el turno; orientaba a los recién
llegados, remitiéndolos, las más de las veces, al mural donde
aparecen los días y horas de atención al público, según el
trámite a realizar, y los documentos necesarios. Literalmente,
manejaba la cola. Era el chofer de la entidad, con tiempo libre para
sustituir a la recepcionista enferma porque su auto no funcionaba
hacía más de dos meses.
Aunque ponía toda su voluntad en
atender "lo mejor posible" a la población —validado esto por la
opinión de varias personas de la cola—, evidentemente no era el
idóneo para cumplir esa función. Algunos intentaban entrar para
hablar con un especialista que pudiera orientarlos, otros optaban
por retirarse "con las manos vacías".
Sin embargo, días antes habíamos
visitado la Notaría, a solo unos metros de allí, y la experiencia
fue diametralmente opuesta.
Vimos cómo la compañera de la
recepción, con conocimiento de las funciones de la institución,
atendía al recién llegado, escuchaba su interés y hasta estudiaba
los papeles que traía, para luego orientarle qué hacer.
Todo el que necesita realizar un
trámite jurídico, y para ello se acerca a un Bufete Colectivo,
Notaría, Tribunal, Fiscalía, Registro del Estado Civil o
Dirección de la Vivienda (en sus diferentes instancias), va en
busca de orientación; esta debe ser siempre la mejor. Si así
fuera, ¡cuántos disgustos, "peloteos", malentendidos, pérdidas de
tiempo y dinero se evitarían!
En opinión de Caridad López
Cantillo, jefa de la Oficina de Atención a la Población de la
Asamblea Nacional del Poder Popular, es elevado el número de
personas que acude para recibir orientación de cómo tramitar sus
problemas, "aspecto que debe ser solucionado por las instituciones
administrativas mediante una correcta información a la población,
la cual sabemos en muchos casos ni siquiera llega a ser aceptable".
Según informó, un balance nacional
recientemente efectuado concluyó que el 25% de las quejas,
reclamaciones y denuncias de la población relacionadas con el
Sistema de la Vivienda, no tiene nada que ver con la falta de
inmuebles u otras necesidades materiales. Destacó, además, la
urgencia de elevar la calidad de las respuestas que se le dan a la
población. "Si además de las limitaciones materiales atendemos mal
a las personas, les hacemos la vida un infierno", afirmó.
En su opinión, quienes atienden a la
población deben poseer preparación integral, profesionalidad y
ética.
La Resolución 103 de fecha 23 de
diciembre del 2005, emitida por el Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social (MTSS), que aprobó el Calificador común de ocupaciones de
servicios, dispone como requisitos para ser recepcionista: ser
graduado de nivel medio y recibir entrenamiento en su puesto de
trabajo.
Entre las funciones menciona: recibir
y orientar a los visitantes que acuden a las entidades donde prestan
sus servicios, elaborar pases y llevar los controles requeridos de
las visitas, recibir llamadas por medio de pizarras telefónicas de
poca complejidad, aplicar las reglas de cortesía, y realizar otras
tareas de similar naturaleza según se requiera.
Luis Yudel Cuenca Escobar,
especialista superior en Recursos Humanos del MTSS, comentó que
estas son las funciones básicas, pero que "cada institución, de
acuerdo a sus especificidades y a la complejidad de su labor, puede
agregar otras". El recepcionista, destacó, es la imagen de la
empresa.
Las o los recepcionistas deben estar
debidamente capacitados y conocer las funciones correspondientes al
organismo en que laboran. Específicamente en el sector jurídico,
en el cual son atendidas miles de personas cada año, ellas o ellos
son las caras de la Ley. |