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| Muchachas
en la primera trinchera
Texto y foto: JORGE LUIS MERENCIO CAUTÍN GUANTÁNAMO.—Hace ocho meses la soldado Yarima Rodríguez Guevara llegó a una pequeña Unidad de la Brigada de la Frontera, Orden Antonio Maceo. Pensó entonces ver a muchachas tensas, desveladas y sin tiempo para la recreación y el deporte.
Aquí la vida tiene sus encantos y privilegios: el primero, saber que defiendes a tu Patria no desde un puesto cualquiera, sino desde la primera línea de combate, asegura la joven granmense devenida santiaguera en los últimos años. La Brigada, argumenta, es una universidad para quienes cumplimos con el Servicio Militar Voluntario Femenino y para todos sus soldados y oficiales; aula grande en la cual además de adquirir sólidos conocimientos militares y político-ideológicos, forja los más altos valores que puede atesorar un joven revolucionario: patriotismo, preparación física, carácter, disciplina, autoexigencia, compañerismo y sentido de la responsabilidad. Cuando una se impregna de estas cualidades y sabe que se prepara para defender a su Patria, no puede haber miedo, afirma Yarima, quien a sus 18 años preside en su unidad la Vanguardia Combativa Ramón López Peña, movimiento político de la Unión de Jóvenes Comunistas encargado de la selección de los combatientes que ingresan en la Brigada de la Frontera. Solo tres meses lleva en el Servicio Militar Voluntario Femenino (SMVF) Yudilandis Cayamo Venero, y ya despunta como destacada combatiente. Ese tiempo, asegura, ha sido suficiente para definir mi vocación de formarme como futuro cuadro permanente de las FAR en un centro de enseñanza militar. Y cuenta que en la unidad también disponen de sala de video y áreas para practicar deportes, donde realizan competencias de atletismo, voleibol y juegos de mesa. VOLUNTARIEDAD, REQUISITO INDISPENSABLE Desde que en febrero de 1989 se inició aquí el Servicio Militar Femenino para muchachas de las provincias orientales, cientos de ellas han cumplido con su deber ante quienes usurpan parte de nuestro territorio nacional en la ilegal Base Naval de Guantánamo. La voluntariedad es uno de los requisitos para las jóvenes que aspiran a cumplir aquí con este periodo de preparación militar. Otros son tener entre 18 y 20 años de edad y buena conducta social, nos comenta el capitán Arleidis Mengana Osorio, instructor político. El proceso de captación de las muchachas lo realizan en cada territorio la Federación de Mujeres Cubanas, las Áreas de Atención y los Sectores Militares, de conjunto con la UJC y la FEEM. Una vez cumplido de forma satisfactoria, tienen la posibilidad de realizar estudios universitarios mediante la obtención de los beneficios de la Orden 18 del Ministro de las FAR, recibir ofertas de empleo o estudio acordes con sus posibilidades y conocimientos en correspondencia con la Resolución Conjunta número 140 de los ministros de las FAR y de Trabajo y Seguridad Social, y optar por una plaza para formarse como oficial en un centro de enseñanza militar. ANISLEY ESTÁ DE REGRESO La subteniente Anisley Betancourt Campañá, proveniente del SMVF, egresó recientemente de un curso de formación de oficiales y como segunda jefa de pelotón dirige a varias de las muchachas que hasta hace poco fueron sus compañeras. "Desde pequeña me gustó ser militar. Me atrajeron la disciplina y la formación integral de quienes cumplen con el deber de defender a la Patria con las armas", expresa Anisley, quien dice haberse adaptado rápido a la nueva responsabilidad, pues en los años que cumplió el SMVF adquirió experiencia de mando como sargento y jefa de escuadra. Ejemplos de preparación profesional y valor, de convicciones fuertes, disciplinadas y femeninas, así son las muchachas de la Brigada de la Frontera, unidad insigne de las FAR, que el 9 de noviembre próximo cumplirá 45 años de fundada. |
Ejemplo de preparación profesional y valor, de convicciones fuertes, así son las muchachas de la Brigada de la Frontera.
