| Chantaje
a la carta
DEISY FRANCIS MEXIDOR
Francis_mexidor@granma.cip.cu
"Nuestro
hombre", así califican al terrorista Luis Posada Carriles en el
recurso legal que acaba de presentar su abogado Eduardo Soto en el
pataleo por sacar a flote a un cliente que, por lo que puede
apreciarse, ya le está resultando molesto al gobierno de Estados
Unidos.
Posada hace ahora de víctima, tras asesinar a su antojo con el beneplácito de Estados Unidos.
Como buen discípulo que ha sido,
ahora Posada reclama de sus maestros que le reconozcan su "fidelidad"
al imperio que lo engendró y acunó en salvaguardia de lo que
eufemísticamente han dado en llamar "labores clandestinas en
Centroamérica (...) emprendidas en defensa de la seguridad nacional
durante la lucha contra la insurgencia comunista en la región".
En una moción presentada ante un
tribunal federal de El Paso, Texas, el jurista puso énfasis en algo
que nadie duda: la "absoluta lealtad a EE.UU." del asesino.
El documento de 14 páginas busca que
el tribunal rechace una solicitud del Departamento de Inmigración y
Control de Aduanas (ICE) para impedir que se otorgue el habeas
corpus a Posada, cuyas declaraciones, contenidas en el recurso legal
de marras, fueron destacadas este sábado en El Nuevo Herald.
Los actuales alegatos del gobierno
apuntan a que este representa una amenaza a la seguridad nacional en
atención a su larga trayectoria de actividades violentas,
operaciones armadas y acusaciones de vínculos a atentados
terroristas.
Sin embargo, Soto apelando a lo que
tiene en mano les recuerda en la moción que insisten en
caracterizar "las mismas acciones que el gobierno respaldó en los
años 80 (...) como actos de `tortura y asesinato''' y pone el
puntillazo de que estas se ejecutaron con el conocimiento de "George
H. Bush y otros altos funcionarios de Washington", según destaca la
información.
"¿Adónde
quieren llegar con esto?", dice al ser interrogada por Granma
al respecto Rosa Aurora Freijanes Coca, esposa de Fernando González
Llort, uno de los cinco cubanos encarcelados injustamente en Estados
Unidos por combatir ese terrorismo que tiene en Luis Posada Carriles
al padre de todos los criminales.
"Es
real de lo que se vanagloria, lo que hizo fue por trabajar a favor
de `su' gobierno, el de Estados Unidos, y ahora, ni más ni menos,
está reclamando que se le reconozcan esos `méritos'" y
seguidamente se refirió a que hechos como esos refuerzan el estado
de necesidad acerca de la presencia de los Cinco en Miami.
"Pienso
que cada vez queden menos dudas del porqué Cuba ha tenido que
enviar a hombres como Fernando, Antonio, René, Gerardo o Ramón a
territorio norteamericano."
Para Fabián Escalante Font, general
retirado de la Seguridad del Estado cubana, también interpelado por
este diario, "el problema es sencillo, los asesores de Posada y la
ultraderecha de Miami están muy indignados, porque los `padrinos'
no han actuado como ellos esperaban y por eso decidieron desde el
inicio asumir una posición de chantaje".
"En
lo que acaban de publicar —acota Fabián— están alertando que
van a seguir en esa línea, al punto que ya mencionan con todas sus
letras que George Bush padre, vicepresidente del país (1981-1989)
durante los dos mandatos de Ronald Reagan, no estaba ajeno a las
actividades clandestinas que luego desataron el escándalo
Irán-contras. Se ratifica que Posada era un hombre de la CIA y que
siempre lo fue, pero además en una clara posición recuerdan al
patrón que están dispuestos a echarlos p'alante si no ceden a sus
requerimientos."
Así que El Bambi hace rato se ha
convertido en un obstáculo y en un elemento indeseable para la
administración estadounidense, que continúa enlodándose respecto
a su conocimiento tácito y explícito del terrorismo practicado
desde allí no solo contra Cuba, sino extendido a otros países de
Latinoamérica.
En este "camino del guerrero" herido
parece que está dispuesto a lo que sea. Quién quita que allá en
El Paso, el terrorista se ande cuestionando aquello de que "me
jugué pellejo, puse bombas y maté a gente, y ahora sigo preso, sin
recibir el perdón de los mismos que me mandaron". |