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Pedro de oreja a oreja
Obtiene el humorista villaclareño
importante galardón en certamen internacional portugués
JOSÉ ANTONO FULGUEIRAS
SANTA
CLARA.—Pedro Méndez anda en estos días con la sonrisa de oreja a
oreja, tras merecer el Segundo Premio del VIII Festival Mundial de
la Caricatura de Oporto, Portugal.
Según él, desde que salió de la
finca La Ceja, en Placetas y decidió ser humorista —con 70
premios nacionales y 23 internacionales—, nunca más ha fruncido
el ceño.
Este último lauro internacional, por
venir de una ciudad célebre por su producción vinícola, viene
como anillo al dedo a la personalidad del caricaturista, hombre que
ha transitado por sus 60 años de vida con esta máxima: al pan pan,
y al vino vino...
Ahorita van a sumar 40 años los de
Pedro en Santa Clara, cuando se atrincheró en el periódico
Vanguardia y fundó el semanario Melaíto para hacer reír y
reflexionar a miles de villareños.
Pedro no es mucho mejor plantado que
lo que refleja esta caricatura dibujada por su hijo Janler, pero es
un tipo muy simpático, lo que le ha abierto el camino a los amigos
y a las mujeres bonitas como es el caso de su esposa Lupe que le ha "quecheado"
por más de cuatro décadas, le ayudó a fabricar a sus hijos Vanet
y Janler, y a contonear a la nieta Ariadna, una gordita salpicona
que los tiene babeados de esquina a esquina.
Últimamente Pedro está en las
páginas de Granma:
"Para
mí, publicar en Granma ha sido una sorpresa y una
oportunidad. Nunca esperé que seleccionaran mis caricaturas. Es que
aún me quedan los ariques. Siempre ha sido una sana ambición
expresar mis sentimientos a través del dibujo humorístico.
Incursiono desde mis primeros trazos en la caricatura política y
social, pues son inquietudes que vienen conmigo. Dibujo por la
necesidad de expresar una idea que puja por salir. Me gusta trabajar
todas las modalidades dentro del humor, incluso la caricatura
personal".
—¿En
40 años de caricaturista se tienen muchas anécdotas?
—No
todo el mundo entiende una caricatura. He tenido actos de repudio
por parte de gastronómicos que se han sentido ofendidos por una
crítica a su centro. También con algunos narizones a quienes no
les ha gustado la caricatura personal que les he hecho. He tenido
que desarrollar al máximo el lenguaje diplomático, incluso costear
traguitos de ron para atenuar la fricción que se me ha creado.
—Cuando
eras niño, había muchos Pedros cantantes: Pedro Infante, Pedro
Vargas... ¿por qué no cogiste ese rumbo?
—A
esos Pedros los vine a conocer con el tiempo, porque donde nací no
había ni radio ni electricidad. De todas formas, si me hubiera
decidido por la música, no creo que estuviera vivo. Además en ese
sector hay tantos Pedros que se pudiera hacer un pedroplén musical;
en cambio en la caricatura estoy solito, que yo sepa.
—¿Has
tenido algún apodo?
—Nunca.
Quizás porque he dado primero. Mi apellido sí ha sufrido algunos
cambios. He sido Pedro Melaíto, Pedro Fillo, Pedro Microbio, y
desde hace un tiempo a acá, sobre todo entre personas de otras
provincias, me dicen: Pedro el de Granma.
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