Operación Milagro

Volver a vivir

JOSÉ A. DE LA OSA
delaosa@granma.cip.cu 

Desde Montego Bay, ciudad de la costa noroeste de Jamaica bañada por el Mar Caribe, llegó a Cuba por la solidaridad de la Operación Milagro una joven quinceañera, Lenissa Phillipa Woolcock, acompañada de su madre Yvonne Campbell, una familia sin recursos para poder hacer frente económicamente a los costos de una Medicina signada por el mercantilismo, o para ser más precisos: deshumanizada.

Foto: JORGE LUIS GONZÁLEZLenissa junto a la doctora María de los Ángeles Melgares, y su mamá Yvonne, quien llegó a Cuba embarazada y viene siendo atendida, también gratuitamente, en el Hospital Ginecobstétrico González Coro, de Ciudad de La Habana.

En esos universos de desamparo se debatía esta familia caribeña, en la que una niña venía padeciendo durante años, sin soluciones ni consuelos, de una tumoración benigna en su ojo izquierdo, que le ocasionaba deformidad facial, sobre todo de su estructura ocular, al desplazarle el ojo hacia afuera y hacia abajo.

Ese volumen tumoral, a su arribo a Cuba, le "tumbaba" el párpado y le impedía la visión.

La doctora María de los Ángeles Melgares Ramos, especialista que le ofrece atención directa desde su llegada, evoca ahora sus impresiones del primer encuentro que sostuvo con Lenissa, atendida en el Instituto Cubano de Oftalmología Ramón Pando Ferrer con la colaboración del Instituto de Oncología y Radiobiología del Ministerio de Salud Pública.

Era una paciente, dice, poco comunicativa, que no se relacionaba ni hablaba apenas, mantenía su cara cubierta con una gorra que se la ceñía hasta las cejas, y había logrado una asombrosa habilidad para mantener la cabeza literalmente dentro de su tórax. Al principio no nos dejaba siquiera examinarla, porque —refería la paciente— "siento pena... estoy muy fea".

Equipos multidisciplinarios de especialistas cubanos, auxiliados por avanzados equipos de Tomografía Axial Computarizada, Resonancia Magnética Nuclear y Ultrasonido Doppler, iniciaron las investigaciones para determinar las dimensiones reales y estructuras del tumor, las que permitieron corroborar el diagnóstico clínico inicial. Lenissa era portadora de lo que en lenguaje médico se denomina un hemangioma orbital de características congénitas.

Los procederes terapéuticos iniciales se encaminaron a la administración de sustancias, en el propio tumor, capaces de disminuir su volumen, aunque al término de los ciclos de tratamiento las reducciones logradas fueron de pequeña magnitud. Se decidió entonces la eliminación de la tumoración mediante cirugía, intervención realizada por los doctores Pío Noriega y María de los Ángeles Melgares, ambos del Instituto de Oncología.

El saber científico de nuestros profesionales coronó con éxito la operación al lograr extraer el tumor sin que sufriera daño alguno la visión de la paciente.

Ahora Lenissa deberá recibir un tratamiento adyuvante a fin de intentar detener la reaparición del tumor extirpado (un hemangioma), que presenta la tendencia a reproducirse, y será sometida también a una cirugía estética a fin de corregir la caída del párpado izquierdo que le originó la enfermedad.

Los expertos del Instituto de Oncología, con una larga experiencia en la atención de estos tumores, aseguran a Granma que en Cuba, por las facilidades que ofrece un sistema sanitario gratuito y al alcance de todos los ciudadanos, no habían visto ni tratado a un solo paciente con un tumor orbital de las dimensiones de pleno desarrollo que presentaba el de Lenissa.

La imagen que acompaña esta nota, de nuestro fotorreportero Jorge Luis González, habla elocuentemente de la felicidad familiar. Es como volver a vivir, dijo la madre. Y Lenissa: Ya puedo ver sin temor mi apariencia frente a un espejo.

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Deportes | Cultura |
| Cartas | Comentarios | Ciencia y Tecnología | Lapizcopio| Especiales |

SubirSubir