LA PAZ, 1 de junio (PL).
— El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, desestimó hoy
una invitación a visitar Bolivia, en medio de denuncias de una
conspiración alentada por Washington contra la administración del
mandatario Evo Morales.
El propio gobernante indígena
anunció la respuesta negativa de Bush a la invitación que le
formuló para que asista a la instalación de la Asamblea
Constituyente, el 6 de agosto próximo en la sureña ciudad de
Sucre, capital histórica de Bolivia.
Morales lamentó la respuesta y
agregó que muchos otros presidentes invitados quieren participar y
estarán en el acontecimiento, de gran trascendencia histórica.
La negativa de Bush fue comunicada
tras intentos de su gobierno de negar que promueve una conspiración
golpista contra la administración boliviana, denunciada por Morales
y por el presidente venezolano Hugo Chávez, de visita aquí la
semana pasada.
El jefe de Estado boliviano dijo el
pasado martes tener amplia información sobre la conjura, recibida
de oficiales retornados tras cursos en Estados Unidos y otros que
han hecho seguimiento al tema.
Llamó igualmente a la ciudadanía a
estar alerta contra la conspiración, intentada anteriormente con
maniobras desestabilizadoras que fracasaron, y evitar que vuelvan a
gobernar los enemigos del pueblo y de los indígenas.
El mandatario reveló por otra parte
tener información de que Estados Unidos organizó en años
anteriores grupos de inteligencia para vigilarlo y asesinarlo.
Por su parte, el senador del
gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) Antonio Peredo declaró a
Prensa Latina que hay antecedentes de conspiraciones de Washington
contra Evo Morales.
Recordó que en 2003, el entonces
vicepresidente Carlos Mesa entregó a Morales un informe de la
embajada norteamericana sobre supuestos planes de atentados contra
el dirigente, por parte de elementos de su propio partido.
Se trataba evidentemente, dijo Peredo
—a quien esa embajada pretendió involucrar en la historia—, de
una intriga para encubrir un atentado contra la vida de Morales,
como lo reveló este de inmediato.
El jefe de Estado ha denunciado por
otra parte en forma reiterada que Estados Unidos pretende
condicionar políticamente su ayuda económica a Bolivia.
Ratificó por otra parte su demanda a
Washington de que amplíe la vigencia de un régimen de facilidades
arancelarias para algunas manufacturas de países que luchan contra
el narcotráfico, como Bolivia, y que expirará a fin de año.
Saludó que Ecuador se haya sumado a
la demanda y dijo esperar que la misma sea adoptada por la Comunidad
Andina de Naciones, lo cual planteará en una cumbre subregional el
13 de junio en Quito.
La administración boliviana demanda
la mantención de las facilidades arancelarias y se niega a firmar
un tratado de libre comercio con Estados Unidos, por considerar que
dañará la producción y la soberanía nacional y generará más
pobreza y desempleo.
En lugar de ello, promueve el Tratado
del Comercio de los Pueblos (TCP) y recientemente firmó importantes
acuerdos de cooperación con Venezuela y Cuba, en el marco del TCP y
de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA).