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Chile: La revolución de los Pingüinos
SANTIAGO, 31 de mayo.—No
tienen edad para votar o conducir un vehículo, pero los líderes
estudiantiles chilenos fueron capaces de articular un movimiento de
protesta, bautizado como la revolución de los Pingüinos, que
asombra por su organización y convocatoria.
A una edad en la que la
mayoría de los jóvenes se preocupa sólo de las fiestas, este
puñado de líderes estudiantiles llamó a protestar el martes y
convocó a un millón de estudiantes y profesores, en la más
multitudinaria manifestación estudiantil de las últimas tres
décadas en Chile.
"Son
jóvenes que tienen la misma edad de esta democracia", dijo la
presidenta Michelle Bachelet, al considerar "legítimas" sus
demandas.
La convocatoria superó
largamente anteriores llamados de estudiantes universitarios y de la
mayor central sindical del país, incapaces de articular un
movimiento de protesta con tanto apoyo como el de los estudiantes de
secundaria.
La revolución de los
Pingüinos, llamada así por el atuendo de chaqueta azul oscuro,
camisa blanca y corbata de los escolares, comenzó a gestarse a
principios de mayo en el interior de los colegios más emblemáticos
de Santiago, como el Instituto Nacional, el Liceo de Aplicación, el
Carmela Carvajal de Prats y la Confederación Suiza.
Allí estudia un grupo
de dirigentes estudiantiles, con edades que fluctúan entre 15 y 18
años, que se vislumbran desde ya como los futuros líderes
políticos del país.
Sus simpatías abarcan
todo el espectro ideológico, desde dirigentes que militan en el
Partido Comunista hasta quienes lo hacen en la ultra conservadora
Unión Demócrata Independiente (UDI).
Todos, sin embargo,
comparten su desilusión por los resultados del modelo económico
chileno, que mantiene en la educación la histórica barrera social
que hace de Chile uno de los países con más desigualdad de
América Latina.
Todos también se
muestran dispuestos, incluso, a perder el año escolar por su causa,
y después de casi un mes de movilizaciones reconocen estar
cansados, aunque con fuerzas aún para seguir luchando por lo que
les parece justo: una educación igualitaria.
"Estamos
super cansados, pero no estamos dispuestos a bajar los brazos", dijo
a la AFP María Jesús Sanhueza, de 16 años, estudiante del Liceo
Carmela Carvajal y la menor de los voceros de la asamblea de la
Coordinadora de Estudiantes Secundarios.
El rostro demacrado de
María Jesús, militante del Partido Comunista, es un espejo de sus
palabras. El martes, día de la movilización, se levantó a las 6
de la mañana y regresó a su casa pasada la medianoche, tras una
extensa reunión con las autoridades del Ministerio de Educación
donde no se llegó a acuerdo.
Las conversaciones
continuaban este miércoles, al igual que la extensa actividad de
prensa que mantiene a María Jesús como uno de los rostros
noticiosos más importantes de la última semana.
"Sí,
estamos cansados, pero aún enteros", dijo Julio Asameit, de 17
años, secretario ejecutivo del Centro de Alumnos del Instituto
Nacional, el colegio más antiguo de Chile.
Julio, simpatizante de
la UDI, es el encargado de hablar con los medios de comunicación
como vocero de su colegio y de organizar una asamblea que este
miércoles debía decidir la continuidad de la movilización.
Representantes de 300
colegios de Santiago estaban invitados a la reunión a la que no
tenía acceso la prensa. Antes de ingresar, las identidades de cada
uno de los asistentes eran revisadas, al igual que sus bolsos y
mochilas.
"No
queremos a ningún infiltrado. Esto es demasiado serio para
arriesgarnos", dijo Asameit.
La organización es uno
de los aspectos más elogiados de la protesta de los secundarios,
que además de las marchas y la paralización de clases, comprende
la "ocupación" de un centenar de colegios, entre ellos el
emblemático Instituto Nacional, donde estudió el ex presidente
Ricardo Lagos.
"Algunos
duermen, otros corren; nosotros sólo les abrimos los ojos", señala
un enorme lienzo desplegado en la entrada del añoso colegio en
pleno centro de Santiago, en un sutil mensaje al mundo de los
adultos... (AFP) |