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Cuando un amigo se va...
Texto y fotos:
JUVENAL BALÁN NEYRA, enviado especial
El
amigo sincero llegó desde muy lejos, en un momento oportuno.
Tendió su mano franca y ayudó a los necesitados, sin importarle
credo, inclemencias del tiempo ni barreras idiomáticas.
Tembló miles de veces
la tierra, y cambió la vida a miles de paquistaníes. La sonrisa se
convirtió en mueca de dolor, pero las piernas y el corazón de los
miles de colaboradores cubanos estuvieron firmes en todo momento.
En lugares donde nunca
había estado un médico, se instaló un hospital integral de
campaña. En las altas elevaciones, las víctimas a la intemperie
contemplaban cómo el esfuerzo de años lo perdían en segundos.
Hasta allí, atravesando caminos obstruidos por los deslaves, en
muchas ocasiones a pie y con la mochila a la espalda, llegaban las
mujeres y hombres de bata blanca.
A medida que se iban
conociendo cubanos y paquistaníes nacían la amistad y el
reconocimiento mutuos. Unos con respeto sumo de las costumbres
milenarias de este pueblo humilde, otros con admiración por las
mujeres que con tanto desprendimiento asumían tareas solo
diseñadas para hombres, y por el cariño con que eran tratados.
Hay quienes calmaron
dolores de años. Conocieron las ventajas del rayo láser y la
fisioterapia. Otros fueron operados por manos expertas que les
devolvieron la vida. Hay quienes salieron para Cuba con un solo
miembro y muletas y regresaron caminando por sí solos, gracias a
una prótesis nueva de última generación.
Siete meses estuvo la
misión médica cubana en Paquistán y atrás quedan, en las
estadísticas, 1 743 244 pacientes atendidos, de los cuales el 49,1%
son mujeres y el 46% fue tratado en visitas de terreno; las 14 506
operaciones, de las cuales el 46% son mayores, con un 0,22% de
complicaciones; los 166 262 pacientes atendidos en la terapia
física y de rehabilitación, aplicándoles 1 008 944 técnicas.
Ya en la cordillera del
Himalaya, hay un antes y un después. La bandera del triángulo rojo
y la estrella solitaria se diseminó por los lugares más
inhóspitos. La medicina cubana demostró una vez más que con
solidaridad se puede construir un mundo mejor. Los hijos de este
pueblo de pastores saben que la mano franca de ese amigo sincero que
se va queda muy adentro de sus corazones y cuando llega la hora es
como si un familiar muy querido se tuviera que marchar.
Por las montañas del
norte paquistaní ya están los recién nacidos que llevan por
nombre Yanín, Míriam, Celia, Omar, Fidel, Raúl, Sol Lázaro....
La huella de esta proeza quedará para la historia, y miles de
paquistaníes seguirán orando por mucha salud y vida para esos
hermanos que han regresado a casa. |