Los ángeles continúan
en guardia
PASTOR BATISTA VALDÉS
Las Tunas.— Cuando
estas líneas signen el papel de mi periódico, seguramente ya los
161 jóvenes que me animan a escribirlas estarán rumbo a sus
hogares o recibiendo el cariño de familiares, amigos, vecinos y
demás habitantes del barrio que los vio "germinar" hace
un puñado de años.
Son parte de aquella
primera avanzada de "ángeles guardianes del combustible",
como los definió el Comandante en Jefe, que llegaron hasta los más
apartados puntos de la geografía cubana para demostrar que se puede
ordenar el expendio de esos productos, establecer control, atajar el
desvío de recursos, el derroche, la venta ilícita y otras grietas
por donde los oportunistas aprovechan para succionar plasma de la
economía.
Alrededor de cinco meses
han transcurrido desde entonces y ahí están esos trabajadores
sociales, sentados en la Plaza Cultural de esta ciudad, escuchando
La Lupe, en voz de una estudiante de la Escuela Vocacional de Arte;
siguiendo la cadencia de los niños que danzan, admirando la
maestría de los jóvenes que integran la Orquesta de Guitarras,
recibiendo un certificado de manos de Jorge Cuevas Ramos, Primer
Secretario del Partido en la provincia.
El momento
"huele" a despedida. De hecho, ha acudido un numeroso
grupo de miembros de las Brigadas Universitarias de Trabajo Social,
dirigentes estudiantiles, juveniles, transeúntes, gentes de pueblo.
Pero —aún cuando
pronto volverán a sus hogares, en prácticamente todas las
provincias del país— en verdad no se trata de un adiós.
Ketty Milanés lo deja
claro, en nombre de todos, al afirmar que se lleva "la
hospitalidad y el calor humano de esta provincia que nos ha acogido
como a sus propios hijos, el consejo de quienes organizan y dirigen
el programa, la utilidad de todo lo aprendido, el cariño de
diversas organizaciones, la gratitud ante cada visita sorpresiva de
control a cualquier hora del día o de la noche".
La humilde y
disciplinada labor de ellos ha permitido multiplicar las
recaudaciones. Y eso, la población en general lo reconoce, como
también agradece que sigan protegidos los puntos donde hasta ahora
esos jóvenes cumplieron su misión y regalaron sonrisas.
En manos de otros
"guardianes" continúa la obra aquí, mientras estos la
seguirán impulsando en sus lugares de origen "o donde la
Revolución nos necesite", tal y como me susurró al oído
Yanet Castellanos: la misma villaclareña que tan excelente
atención me dispensó una noche, ante una dificultad imprevista con
la tarjeta magnética.
Una parte de los
"ángeles guardianes", en fin, levanta vuelo hacia su
terruño, pero no es para protagonizar un etéreo adiós, sino para
seguir enfrentando, con los pies bien puestos sobre la tierra, el
reto de estos tiempos. |