Mundo pleno de Mundito
Omar
Vázquez
omar.vc@granma.cip.cu
Al
inicio, en su natal Bayamo, a Mundito González, por su tesitura
vocal, lo comparaban con otros cantantes. La sombra más persistente
fue la de Marcos Antonio Muñiz, aún por entonces integrante de Los
Tres Caballeros. Con el tiempo ambos se conocieron en México y
admiraron mutuamente. Pero mucho antes, otros advirtieron los
potenciales valores del bayamés, especialmente Juanito Márquez,
quien le hizo sus primeros arreglos orquestales.
Esta
evocación nace del excelente concierto que bordó el último sábado
Mundito en el teatro del Museo Nacional de Bellas Artes. Allí
demostró que estamos ante uno de los grandes intérpretes cubanos de
nuestro tiempo. Mantiene sus portentosas facultades vocales y cada vez
domina mejor el arte de la interpretación.
El espectáculo —se
recabó su repetición— fue una retrospectiva de cuarenta años de
trabajo profesional, a base de diferentes corrientes y estilos, sin
faltar, claro está, a los clásicos de la canción cubana, desde la
trova tradicional al bolero. Y para sorprender, el Ave María,
de Schubert, en el ansia lírica de su voz.
La fiesta musical contó
con el respaldo de un excelente grupo de pequeño formato dirigido por
Rey Montesinos (guitarra), e integrado por Jorge Bolet (piano), Dianne
Reina (teclados), Horacio —El Califa— Gómez (percusión) y Carlos
Cuesta (bajo eléctrico); la sobria conducción de Rosalía Arnáez y
la dirección artística de Efraín Sabas.
El concierto concluyó con
A mi manera, de Paul Anka y más de un emocionado asistente
abrazando al intérprete. La trayectoria de Mundito es merecedora de
este y más grandes honores. De ahí lo acertado del homenaje del
Centro Musical Adolfo Guzmán, que él lo dedicó a sus fraternos
colegas desaparecidos Fernando Álvarez, Lino Borges y Roberto
Sánchez, con la interpretación de algunos de sus éxitos.
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