WASHINGTON, 21 de marzo (PL).—
El presidente estadounidense, George W. Bush, insistió hoy en la
supuesta amenaza que representaba Iraq en época de Saddam Hussein,
pese a que nunca fueron encontradas las armas de destrucción masiva
que alegaba la Casa Blanca.
En una sorpresiva conferencia de
prensa, Bush dijo que trató de resolver por la vía diplomática
las divergencias con Bagdad, pero que al no lograrlo optó por
derrocar a Hussein.
Según el mandatario estadounidense,
tras la caída del ex gobernante iraquí el mundo es más seguro,
criterio que contrasta con la convulsa situación en el país
árabe, donde la cifra de militares estadounidenses muertos asciende
a dos mil 318, en tanto la de civiles iraquíes sobrepasa los 70
mil.
A pesar del creciente número de
voces que reclaman la salida de las tropas norteamericanas de Iraq,
el jefe de Estado se negó a fijar un plazo para el repliegue.
Bush dijo que retiraría las fuerzas
si no creyera en el éxito de su misión, y negó incluso que esa
nación del Golfo Pérsico esté, además, inmersa en una guerra
civil, como lo reconocen las propias autoridades iraquíes.
Recientemente el primer ministro
interino, Iyad Allawi, señaló que su país atraviesa una
confrontación interna.
De acuerdo con Bush, la cantidad de
soldados estadounidenses en Iraq dependerá de las peticiones de los
comandantes que actúan en ese escenario, con lo cual descartó que
el repliegue total se registre antes de que finalice su gobierno, en
enero de 2009.
El Presidente reiteró su tesis de
que el país árabe constituía una amenaza para la seguridad
nacional de Estados Unidos, por su supuesto programa de armas de
exterminio masivo.
Varias son las voces que han
desmentido al mandatario sobre el presunto plan de armamento
prohibido de Saddam Hussein y de sus supuestos nexos con la
organización Al Qaeda.
Entre las más resonantes está la de
Paul R. Millar, ex jefe de las operaciones de la Agencia Central de
Inteligencia en el Medio Oriente y el sudeste asiático del 2000 al
2005.
"La información de los
servicios secretos fue mal utilizada públicamente para respaldar
decisiones que ya se habían tomado", afirmó recientemente el
experto.
En un artículo publicado por la
influyente revista Foreign Affairs, Millar denunció que la mansión
ejecutiva no tomó en cuenta todos los datos acopiados por las
agencias de espionaje, sino que seleccionó los convenientes para
instrumentar la agresión.
El ex oficial explicó que la
politización de la información sobre Iraq ocurrió de una manera
muy sutil, sin que fuera necesario que la Administración Bush le
pidiera a un analista que modificara sus estimados.