Asombroso
testimonio en el caso Moussaoui
¿Al FBI no le
interesaban las conspiraciones de Al-Qaeda?
JEAN-GUY ALLARD
Durante
cuatro semanas, el agente del FBI que arrestó a Zacarias Moussaoui
trató desesperadamente de obtener de sus superiores alguna
reacción al alertarlos acerca del estudiante de pilotaje que se
había involucrado en alguna conspiración de Al-Qaeda. Pero en
Washington, a nadie le interesaba, aparentemente, sus repetidas
advertencias. Nunca recibió reacción alguna de sus jefes de la
policía federal.
Asombroso testimonio
ante el tribunal de Alexandria, en Virginia, donde están
compareciendo testigos en las audiencias al final de las cuales se
fijará la sentencia del terrorista francés de origen marroquí,
única persona que haya sido acusada en EE.UU. en relación con el
11 de septiembre.
Para demostrar que su
cliente no es, de ninguna manera, responsable de lo que ocurrió
este día, su abogado, Edward MacMahon está probando que el propio
FBI no hizo nada para contrarrestar planes de Al-Qaeda acerca de los
cuales les alertaba el agente del FBI Harry Samit, de Minneapolis.
Ayer, ante la corte,
MacMahon depositó un mensaje de un agente del FBI radicado en
París, señalando a Samit y al agente Mike Maltbie del cuartel
general del FBI de que Moussaoui era “muy peligroso”, dando una
serie de informaciones sobre su preparación por Al-Qaeda para
cometer actos de terrorismo.
Para Samit, quien sabía
ya mucho del sospechoso, esa comunicación recibida el 30 de agosto
confirmaba todas sus aprensiones.
Ante la corte de
Alexandria, Samit explicó que no pudo, a pesar de todos sus
esfuerzos, obtener de sus jefes, el propio Maltbie y el superior de
este, David Frasca, Jefe de la unidad especializada en terrorismo
fundamentalista, la autorización de registrar la computadora de
Moussaoui. Al contrario: ambos oficiales pretendieron obsesivamente
que Samit no había demostrado que existían lazos entre Moussaoui y
los terroristas.
Samit afirma que desde
el 22 de agosto sabía, por informaciones recibidas de Francia, que
Moussaoui tenía una trayectoria terrorista que lo vinculaba a la
guerra en Chechenia y a Al-Qaeda.
El experimentado agente
del FBI acusa ahora al “obstruccionismo, la negligencia criminal y
el carrerismo” de los oficiales del FBI en Washington, quienes le
impidieron conseguir una orden de un magistrado que le permitiera la
captura de importantes elementos de información.
En el 2005, Moussaoui
admitió su culpabilidad. Su sentencia, la pena de muerte o la
cadena perpetua, se determinará al término de estos
procedimientos.
MacMahon ha interrogado
a Samit sobre cada correo electrónico que el agente mandó a
Londres y a París así como documentos de las oficinas del FBI en
Oklahoma y de los archivos del FBI, del centro antiterrorista de la
CIA, del Secret Service, de los Servicios de Inmigración, de la
Administración Federal de la Aviación (FAA) y de la National
Security Agency, que no fue identificada por su nombre.
El abogado preguntó
sistemáticamente a su cliente si sus superiores de Washington le
pidieron ampliar cada información y el policía tuvo que contestar
que no. Peor aún: en una oportunidad, Samit redactó una
advertencia para la FAA que Maltbie le impidió expresamente enviar
a las autoridades de la aviación.
Extrañadamente, esa
inercia del FBI a unas semanas del 11 de septiembre no se limita al
caso de su agente Samit.
El Jefe del FBI para la
Florida del Sur, Héctor Pesquera, actuó de la misma forma que lo
hicieron Maltbie y Frasca. Mientras catorce militantes de Al-Qaeda
se entrenaban en la región de Miami para el 11 de septiembre, el
principal responsable de la contrainteligencia en ese territorio, se
consagraba a perseguir a cinco cubanos que habían logrado penetrar
a grupos terroristas.
A pesar del hecho de que
los catorce militantes de Al-Qaeda andaban con falsos pasaportes y
actuaban de manera sospechosa, lo que fue señalado al FBI por
ciudadanos e informantes, no se hizo la menor investigación sobre
ellos.
El 11 de septiembre no
ha revelado todavía todos sus secretos. |