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             Asediando a Graziella Pogolotti 
            Estilo de mujer 
            Sonia
            Sánchez 
            sonia.sh@granma.cip.cu  
             El
            tiempo nunca podrá sobrepasar a la memoria histórica. Este
            precepto se cumple al enfrentar la vida y la obra de la doctora
            Graziella Pogolotti, quien, por sus sobrados méritos, fue
            protagonista de un homenaje brindado por la Casa de las Américas. 
            Organizado por el
            Programa de Estudios de la Mujer de la institución presidida por
            Roberto Fernández Retamar, presente allí, el tributo rapasó los
            indudables aportes de Graziella Pogolotti (París, 24 de enero de
            1932) a la crítica literaria y artística sin olvidar la incansable
            labor como educadora y consejera, en estos campos, de diversas
            generaciones y sus representantes. 
             Para
            ello estuvieron "asediándola" Luisa Campuzano, Nancy Morejón,
            Vivian Martínez Tabares y Helmo Hernández, al deslizar el elogio
            preciso a la que es hoy Premio Nacional de la Enseñanza Artística
            y Nacional de Literatura. 
            "Si
            una mujer trabajadora existe sobre la faz de la Tierra, esa es
            Graziella Pogolotti", indicó Campuzano, quien como directora del
            Programa de Estudios de la Mujer destacó su contribución al mismo
            desde los inicios por la década de los 90. "A su vasta cultura
            debemos mucho la gente de teatro, por sus aportaciones al
            pensamiento y la capacidad de reflexión", precisó Martínez
            Tabares, quien dirige este frente en la Casa. 
            Nancy Morejón la
            presentó como "aquella profesora que nos encaminaba en el
            conocimiento de la literatura y la lengua francesas" y acostumbrada
            a decir más en verso que en prosa le dedicó su poema Pogolotti, un
            recordatorio al medio y la familia que la trajo al mundo. 
            "Su
            ejercicio de la crítica —dirigida a colocar la vanguardia como
            sujeto de la nación— no es solo valorativo, parte de la necesidad
            de comunicarse consigo misma y con los demás", enfatizó Helmo
            Hernández para calificarla luego como "una persona que sabe
            defender con fuerza sus convicciones más profundas".
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