LA PAZ, 4 de marzo.— El Congreso boliviano aprobó
ayer por unanimidad la ley de convocatoria de la elección de la
Asamblea Constituyente, como primer paso de un proceso calificado en
forma unánime como histórico.
La norma establece que el 2 de julio se elegirán a
255 asambleístas, tres por cada una de las 70 circunscripciones
territoriales y cinco por cada uno de los nueve departamentos
(provincias) del país.
También define que la Constituyente elaborará,
durante un plazo de seis meses a un año, una nueva Carta Magna,
aprobada por dos tercios de votos de los asambleístas, y que
además será sometida a un referendo para su entrada en vigencia.
Destaca prensa Latina que entre otras disposiciones,
precisa que bastará tener 21 años para ser elegido y obliga a
inscribir candidatas mujeres, para garantizar un tercio femenino en
la Constituyente.
La Asamblea es considerada por el gobierno del
presidente Evo Morales una pieza fundamental para su programa de
transformación profunda del país.
La ley de convocatoria fue aprobada por aclamación,
con los senadores y diputados aplaudiendo de pie, como culminación
de un proceso de concertación impulsado por el gobierno, y sólo
registró discrepancias regionales respecto a algunos puntos, sin
afectarse el consenso.
En ese proceso, el ejecutivo hizo concesiones que
fuentes oficialistas calificaron de no fundamentales y la
conciliación superó una creciente polarización en la cual las
organizaciones sociales cerraron filas con el ejecutivo y su
proyecto.
La oposición, formada por los partidos
tradicionales y organizaciones regionales, aceptó que un referendo
sobre autonomías, también convocado para el 2 de julio, deje las
definiciones en manos de la Constituyente y no la condicione.
El entendimiento fue saludado por representantes del
mayoritario MAS y los opositores Poder Democrático Social
(Podemos), Unidad Nacional (UN) y Movimiento Nacionalista
Revolucionario (MNR), en un clima calificado de fraterno por los
oradores.
En nombre del MAS, el viejo luchador social y
senador Antonio Peredo —uno de los negociadores del acuerdo—
advirtió que la ley es solamente el inicio de un proceso largo y
complicado, en alusión a los intereses que se enfrentarán en la
asamblea.
Apuntó sin embargo que ese proceso es esperanzador,
"porque estamos dando el primer paso del futuro de nuestra
patria y porque los sueños del pueblo comienzan a cumplirse desde
que empezó la demanda de la Asamblea, en 1992".
Al subrayar la trascendencia de la Constituyente,
señaló que en 1825 Bolivia nació como República que respondía
solamente a un grupo social y recién tras la Asamblea podrá
decirse "que somos una Patria para todos", con la
participación general en la toma de decisiones.
Criticó el centralismo tradicional y apoyó la
autonomía que plantean organizaciones regionales, pero advirtió
que se debe preservar la unidad nacional, "porque si no somos
una sola nación nos van a comer a pedacitos".
Numerosos legisladores y medios de comunicación
destacaron el rol cumplido en el entendimiento por el vicepresidente
de la República y titular del Congreso, Alvaro García, quien
encabezó las conversaciones con la oposición.
También señalaron que la aprobación de la ley es
un triunfo del gobierno, porque allana el camino al cumplimiento de
su principal propuesta electoral y desmiente augurios de
confrontación y postergación o frustración de la Asamblea.