WASHINGTON, 25 de febrero (PL).
— El ex jefe de gabinete del vicepresidente Richard Cheney, Lewis
"Scooter" Libby, carecía de prerrogativas para conocer la
identidad de oficiales encubiertos de la Agencia Central de
Inteligencia (CIA), trascendió hoy.
Según el diario The Washington Post,
Libby, acusado de divulgar a la prensa detalles de una agente de la
CIA, no tenía autorización para acceder a ese tipo de datos,
propio de los servicios de espionaje.
En una audiencia realizada la
víspera, el juez federal Reggie B. Walton negó además que el
consejero presidencial tuviese facultades para traspasar a medios de
comunicación información secreta.
El escándalo estalló a fines de
2003, cuando uno o varios asesores de la Casa Blanca revelaron al
diario The Washington Post la identidad de la oficial Valerie Plame,
esposa de Joseph Wilson, ex embajador de Estados Unidos en Gabón.
La fuga intencional de esa
información fue interpretada en círculos políticos como un
castigo de la mansión ejecutiva a Wilson, quien desacreditó al
presidente George W. Bush sobre los argumentos utilizados para
justificar la invasión a Iraq, en marzo de ese año.
Cuando permanecía en Gabón, el
diplomático recibió de parte de la CIA la misión de investigar si
el entonces gobierno de Saddam Hussein intentó adquirir uranio en
Níger.
Contrario a los deseos de la Oficina
Oval, los resultados de la pesquisa fueron negativos y Wilson los
hizo públicos, pese a que Bush, en su discurso sobre el estado de
la Nación, acusó a Bagdad de tener un programa de armas de
exterminio masivo.
Hasta ahora el principal acusado de
la filtración de la identidad de Plame es Libby, quien tiene en su
contra un cargo por obstrucción de la justicia, dos por falso
testimonio y dos por perjurio.
En días recientes los abogados del
ex asesor de Cheney solicitaron que al acusado se le diera acceso a
documentos secretos utilizados antes por él, para utilizarlos ahora
en su defensa.
Los letrados alegaron que, con esa
petición, no buscaban malograr el proceso judicial.
En una nota entregada a medios
noticiosos, estimaron que existen documentos "extremadamente
sensibles" que podrían ser utilizados por la fiscalía para
castigar a su cliente.
Sin embargo, de tener la defensa
acceso a esos documentos, buscaría elementos que contribuyan a
demostrar que Libby actuó en cumplimiento de su deber, dadas sus
supuestas prerrogativas en temas de seguridad nacional.
En la audiencia realizada este
viernes, el juez Walton autorizó que el ex funcionario accediera a
las notas que utilizó entre 2003 y 2004, para que "refrescase
su memoria sobre las conversaciones que tuvo con reporteros sobre la
agente Plame".