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Entregarán el Premio Nacional Olga Alonso a
ocho instructores de arte
Distintas promociones
serán recordadas mañana en la Tribuna Antimperialista por el
aniversario 45 de estos formadores
Antonio
Paneque Brizuela
paneque.b@granma.cip.cu
Todas las generaciones de
los instructores cubanos de arte serán recordadas y ocho de ellos,
recibirán el Premio Nacional Olga Alonso por la obra de su vida,
durante un acto mañana 17 a las 9:00 p.m., en la Tribuna
Antimperialista José Martí por el aniversario 45, respectivamente,
del inicio de esos formadores, y del Movimiento de Artistas
Aficionados, se supo ayer en conferencia de prensa.
Los condecorados con ese
lauro, concedido por el Ministerio de Cultura y el Consejo Nacional de
Casas de Cultura (CNCC), serán Pedro Peña del Sol (teatro, Ciudad de
La Habana); Agustín Fowler Arazola (teatro, Villa Clara); Silvia R.
Puig Forcades (danza, Ciudad de La Habana); Zoe E. Jústiz Reyes
(danza, Pinar del Río); María del C. Álvarez García (artes
plásticas, Ciudad de La Habana); Maira A. Zayas Acosta (literatura,
Santiago de Cuba); y Santiago Cruz Ramírez (música, Guantánamo).
Fernando Rojas, presidente
del CNCC, explicó a los periodistas el actual trabajo de los
instructores de arte (cuya cifra ya está nuevamente próxima —dijo—
a los 10 000 que tuvo el país en su mejor momento), encaminado a
realizar sus funciones con rigor, calidad, e incluso, virtuosismo,
distante de frivolidades y banalidades, a fin de "convertir la
iniciación artística en un verdadero derecho ciudadano".
La actividad y el
espectáculo artístico de mañana, rememorará el inicio del
Movimiento de Artistas Aficionados, el 17 de enero de 1961, que llegó
a alcanzar el medio millón de personas, así como el de los primeros
cursos para instructores de arte en abril de ese mismo año, fechas
escogidas para las conmemoraciones, aunque de ambas actividades hubo
experiencias prácticas anteriores.
Rojas recordó otros
momentos de la pseudorrepública en que la población ejerció no
profesionalmente las artes, reflejados por ejemplo en la Sociedad
Cultural Nuestro Tiempo, e incluso en etapas de la insurrección en la
Sierra Maestra hubo soldados y campesinos que cultivaron
manifestaciones como la música. Puntualizó, respecto a los estudios
para instructores, que las becas "fueron para jóvenes que tenían ya
cierta experiencia práctica".
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