WASHINGTON, 26 de enero (PL).—
El presidente estadounidense, George W. Bush, se mostró hoy
contrario a la aprobación de una ley que regule el controversial
programa de espionaje doméstico, pues según él pondría sobre
aviso a los enemigos de la nación.
En conferencia de prensa en la Casa
Blanca, el gobernante alegó temerle a que el Congreso dictamine
hasta dónde puede llegar el monitoreo de las comunicaciones de sus
conciudadanos.
En el intento de escribir una ley
probablemente expondremos los detalles del sistema, y no debemos
demostrarlos a nuestros adversarios, insistió.
Este lunes el director de
comunicaciones de la Casa Blanca, Dan Bartlett, anunció que las
actividades de fisgoneo aprobadas por Bush continuarán, pese a los
llamados urgentes de varios sectores a ponerle fin.
En opinión de Bartlett, "lo que
hacemos es justo... es parte de las prerrogativas del presidente
previstas en la Constitución, por ello debe continuar".
Para inicios de febrero está
prevista la comparecencia ante el Comité Judicial del Senado del
Fiscal General Alberto Gonzales, quien deberá demostrar que el
programa de espionaje aprobado por Bush no viola la Carta Magna.
El escándalo de espionaje lo desató
en diciembre último el diario The New York Times, al revelar que la
Agencia Nacional de Seguridad (NSA por sus siglas en inglés)
supervisó llamadas telefónicas y correos electrónicos de miles de
personas en este país.
Para ello la NSA no contó con orden
judicial alguna, pero si con el visto bueno de una directiva emitida
por Bush en 2002.
Una ley nacional de vigilancia, de
1978, establece que los servicios de inteligencia deben solicitar
permiso a una corte, antes de monitorear comunicaciones de civiles
estadounidenses, en territorio norteamericano.