La Ciencia que defiende al país

ANETT RÍOS JÁUREGUI
nacionales@granma.cip.cu

El teniente coronel Ángel Azoy Quintana soñó con hacer carrera en el baloncesto, pero la vida lo llevó, "de casualidad" a estudiar primero electricidad y luego la especialidad de Matemáticas en la Universidad de La Habana.

Teniente coronel Raimundo Guillén.

Lo que parecía ser un recorrido signado por el azar, llegó a su fin con esta repentina vocación. El destino profesional de Azoy, entre las Matemáticas y la Programación, fue dispuesto enteramente al servicio de la Ciencia, de la defensa y la seguridad nacional. Actualmente, con un doctorado en Ciencias, 37 años de labor y un cúmulo constante de proyectos y retos científicos, habla de su profesión como una obsesión: "Un estímulo muy rico, porque cada día hay que enfrentar nuevos problemas, nuevas tecnologías, y el trabajo, cada vez más interesante, parece no tener fin".

Foto: JOSÉ M. CORREATeniente coronel Ángel Azoy.

En los últimos años el equipo en que trabaja ha tenido la responsabilidad de diseñar, crear la red, así como garantizar su seguridad, protegiendo servicios e información. Las implicaciones de esta labor para las actividades automatizadas de las FAR tienen una importancia obvia para el país. "En términos de seguridad nunca se puede hablar del 100%", comenta Azoy a Granma, "pero nuestro sistema es bastante seguro, y el nivel de la red es alto, si pensamos en el enemigo que tenemos".

La investigación en cuestiones de tecnología informática, es solo un perfil del vasto campo científico que se desarrolla, muchas veces anónimamente, dentro del sistema de Ciencia e Innovación Tecnológica de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Los hombres y mujeres desde los Centros de Investigación y Desarrollo, o desde cualquier otra unidad o entidad del Ministerio, con categorías científicas, docentes o sin ellas, pueden protagonizar un amplio proceso de creatividad, intercambio y superación, cuyo objetivo fundamental es mejorar la técnica y el armamento de combate, y los niveles de productividad, en las distintas misiones que tienen las FAR a su cargo. Se trata de un amplio universo de conocimiento que trasciende lo militar, y además integra perfiles como las Ciencias Sociales, Médicas, Pedagógicas y Técnicas.

CAMINOS NUEVOS FRENTE AL PERIODO ESPECIAL

Graduado del primer curso del Instituto Técnico Militar (ITM), el teniente coronel Raimundo Guillén Gordín, lleva años de trabajo en uno de los Centros de Investigación y Desarrollo de las FAR. Su historia también está llena de vocaciones dispersas. "De niño quería ser chofer, como papá; después quise ser ingeniero, físicoÁ sin embargo nunca pensé en la Electrónica, que es a lo que hoy me dedico".

En 1992, después de cumplir misión en Angola y haber trabajado como profesor de las especialidades de Radioelectrónica y Tropas Coheteriles Antiaéreas en el ITM, Guillén integró uno de los grupos de investigación de las FAR convocados a enfrentar una de las urgencias estratégicas tras el derrumbe del campo socialista: sustituir lo que, durante décadas, nos facilitó el intercambio con Europa del Este. "Fue una tarea histórica", comenta Guillén.

Una década después, el Premio Anual de la Academia de Ciencias prestigió los resultados de uno de los proyectos de su equipo. Los reconocimientos siempre son bien recibidos, pero Guillén asegura que el mayor premio para su colectivo es viajar por el país y ver que las cosas funcionan, trabajan, que el esfuerzo de todos ("un gran esfuerzo, en el cual la familia es el mejor apoyo", afirma) ha resuelto necesidades imperiosas.

Hijo de una familia humildísima del barrio de San Pedrito, en Santiago de Cuba, Guillén resume la perfecta recompensa en su trabajo: "Existe una enorme realización humana cuando aquello que se predice mediante métodos científicos, luego se cumple; pero hay una satisfacción aún mayor, y es saber que nuestra ciencia, nuestro trabajo, están en función de la defensa del país".

 

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