La Ciencia que
defiende al país
ANETT
RÍOS JÁUREGUI
nacionales@granma.cip.cu
El teniente coronel
Ángel Azoy Quintana soñó con hacer carrera en el baloncesto, pero
la vida lo llevó, "de casualidad" a estudiar primero electricidad y
luego la especialidad de Matemáticas en la Universidad de La
Habana.
Teniente coronel Raimundo Guillén.
Lo que parecía ser un
recorrido signado por el azar, llegó a su fin con esta repentina
vocación. El destino profesional de Azoy, entre las Matemáticas y
la Programación, fue dispuesto enteramente al servicio de la
Ciencia, de la defensa y la seguridad nacional. Actualmente, con un
doctorado en Ciencias, 37 años de labor y un cúmulo constante de
proyectos y retos científicos, habla de su profesión como una
obsesión: "Un estímulo muy rico, porque cada día hay que
enfrentar nuevos problemas, nuevas tecnologías, y el trabajo, cada
vez más interesante, parece no tener fin".
Teniente coronel Ángel Azoy.
En los últimos años el
equipo en que trabaja ha tenido la responsabilidad de diseñar,
crear la red, así como garantizar su seguridad, protegiendo
servicios e información. Las implicaciones de esta labor para las
actividades automatizadas de las FAR tienen una importancia obvia
para el país. "En términos de seguridad nunca se puede hablar del
100%", comenta Azoy a Granma, "pero nuestro sistema es bastante
seguro, y el nivel de la red es alto, si pensamos en el enemigo que
tenemos".
La investigación en
cuestiones de tecnología informática, es solo un perfil del vasto
campo científico que se desarrolla, muchas veces anónimamente,
dentro del sistema de Ciencia e Innovación Tecnológica de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias. Los hombres y mujeres desde los
Centros de Investigación y Desarrollo, o desde cualquier otra
unidad o entidad del Ministerio, con categorías científicas,
docentes o sin ellas, pueden protagonizar un amplio proceso de
creatividad, intercambio y superación, cuyo objetivo fundamental es
mejorar la técnica y el armamento de combate, y los niveles de
productividad, en las distintas misiones que tienen las FAR a su
cargo. Se trata de un amplio universo de conocimiento que trasciende
lo militar, y además integra perfiles como las Ciencias Sociales,
Médicas, Pedagógicas y Técnicas.
CAMINOS NUEVOS FRENTE
AL PERIODO ESPECIAL
Graduado del primer
curso del Instituto Técnico Militar (ITM), el teniente coronel
Raimundo Guillén Gordín, lleva años de trabajo en uno de los
Centros de Investigación y Desarrollo de las FAR. Su historia
también está llena de vocaciones dispersas. "De niño quería ser
chofer, como papá; después quise ser ingeniero, físicoÁ sin
embargo nunca pensé en la Electrónica, que es a lo que hoy me
dedico".
En 1992, después de
cumplir misión en Angola y haber trabajado como profesor de las
especialidades de Radioelectrónica y Tropas Coheteriles Antiaéreas
en el ITM, Guillén integró uno de los grupos de investigación de
las FAR convocados a enfrentar una de las urgencias estratégicas
tras el derrumbe del campo socialista: sustituir lo que, durante
décadas, nos facilitó el intercambio con Europa del Este. "Fue una
tarea histórica", comenta Guillén.
Una década después, el
Premio Anual de la Academia de Ciencias prestigió los resultados de
uno de los proyectos de su equipo. Los reconocimientos siempre son
bien recibidos, pero Guillén asegura que el mayor premio para su
colectivo es viajar por el país y ver que las cosas funcionan,
trabajan, que el esfuerzo de todos ("un gran esfuerzo, en el cual la
familia es el mejor apoyo", afirma) ha resuelto necesidades
imperiosas.
Hijo de una familia
humildísima del barrio de San Pedrito, en Santiago de Cuba,
Guillén resume la perfecta recompensa en su trabajo: "Existe una
enorme realización humana cuando aquello que se predice mediante
métodos científicos, luego se cumple; pero hay una satisfacción
aún mayor, y es saber que nuestra ciencia, nuestro trabajo, están
en función de la defensa del país". |