Protocolo de Kyoto se resiste a morir

Montreal, Canadá, 10 de diciembre (PL).— Tras 10 jornadas de intensas discusiones, la XI Conferencia sobre Cambio Climático concluyó hoy en esta ciudad con un acuerdo para proseguir negociaciones sobre el tema después de vencido el Protocolo de Kyoto en el 2012.

De esa manera se espera que pueda avanzarse aún más en los años subsiguientes en el control global de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Por el momento, el texto aprobado por los representantes de casi 190 naciones contempla las obligaciones de las naciones más desarrolladas, precisamente los principales contaminadores con ese tipo de residuos industriales.

El acuerdo permite a Estados Unidos y a otras naciones no signatarias de Kyoto que se mantengan dentro de los procesos de conversaciones en los próximos años.

Esa postura no los obligaría a realizar reducciones de emisiones de manera obligatoria, según contempla la Convención Marco sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas, de la cual Estados Unidos sí es parte.

Al comentar esa decisión, la ministra británica de Medio Ambiente, Margaret Beckett, aseguró que la comunidad internacional quiere "volver a comprometer a Estados Unidos en el proceso de nuevos debates y exploración de alternativas".

La administración del presidente George W. Bush se ha mostrado contraria de forma intransigente respecto al Protocolo de Kyoto argumentando que el cumplimiento de este comprometería el desarrollo económico de Estados Unidos, el mayor contaminador del planeta.

Al intervenir como invitado en la Conferencia, el ex mandatario estadounidense William Clinton definió la posición de Bush en materia medioambiental como "totalmente equivocada".

Según representantes de la ONG World Wild Fundation, el acuerdo de Montreal "es una señal de la comunidad internacional de que, en conjunto, quiere hacer algo en favor del gran reto (reducción de gases contaminantes) y del cambio climático también después de 2012".

En una polémica solicitud, Rusia demandó pocas horas antes del fin de la reunión que los países en desarrollo también participaran junto a los industrializados en las negociaciones.

Al concluir la maratónica última jornada, de casi 24 horas ininterrumpidas, el ministro de Medio Ambiente canadiense, Stéphane Dion, presidente de la conferencia, definió los acuerdos como una "gran victoria para la comunidad mundial".

 

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