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Misión educativa Ribas
Mil razones para hallarle un sentido a la vida
MARIELA
PÉREZ VALENZUELA Enviada especial
mari.pv@granma.cip.cu
CARACAS, 9 de diciembre.—
Para
millones de venezolanos humildes la posibilidad de asistir a una
escuela o continuar los estudios que alguna vez abandonaron
obligados por su condición de pobres era hasta hace poco tiempo una
quimera. Eran muy pocas las razones que los asistían para
encontrarle un sentido a la vida.
A facilitadores y alumnos, excluidos de ayer y propietarios del futuro.
Con el triunfo de la
Revolución bolivariana y el desarrollo de los diversos programas
económicos y sociales emprendidos por el Gobierno para beneficio de
las mayorías, esa realidad cambió.
Sus sueños eran
similares a los de millones de personas que en otros países hoy se
les niega el derecho humano elemental a la educación.
Los 132 622 jóvenes y
adultos que esta semana recibieron en Venezuela sus títulos de
bachiller, con posibilidades de ingresar en un futuro a la
educación superior, son un ejemplo de la enorme obra que en la
esfera educacional impulsa el proceso revolucionario.
Ellos pertenecen a la
tercera promoción de la Misión Ribas, un programa educativo que
brinda la oportunidad de culminar el bachillerato a quienes se
vieron imposibilitados de continuar sus estudios. Detrás de cada
portador de diploma de graduado existe una historia recurrente de
pobreza y de olvido por parte de quienes gobernaron a esta hermosa
nación sudamericana en el pasado.
Muchos de ellos jamás
se imaginaron verse sentados de nuevo en un aula, en especial los de
las zonas más pobres, donde vivían excluidos, sin esperanzas de un
mejor futuro.
"La
Misión Ribas nos lleva a ser parte de la comunidad; para mí es un
orgullo estar incorporada porque eso nos da resistencia; me ha
enseñado a crecer como ser humano y a pensar más en el colectivo,
ser más humanista y a querer más a Venezuela."
Así expresaron a la
prensa cubana algunos de los venezolanos incorporados a la Misión,
que debe su nombre a José Félix Ribas, prócer de la independencia
del país.
Una joven, emocionada,
refirió que es imposible no estar enamorada de este proceso.
¿Cómo no estar convencida de que era lo que necesitábamos si yo
he sido parte de una cultura capitalista que lo que nos ha hecho es
daño?, se preguntó.
En la actualidad 733 256
jóvenes y adultos, fundamentalmente de los estratos más humildes,
están incorporados a la Misión Ribas, y de los 29 921 graduados en
las dos promociones anteriores, 25 183 cursan los diferentes
programas de la Misión Sucre (para formar profesionales
universitarios).
En esta hermosa tarea de
aprender, extendida a todo el país y de la que se benefician
personas de todas las edades, la participación de asesores cubanos
en las distintas misiones educativas (Robinson, Ribas y Sucre)
constituye una muestra de la solidaridad y de la integración
latinoamericana que cada vez gana más fuerza en el Continente.
De los graduados en esta
tercera promoción el 57% es mujer, lo cual indica la participación
activa de ese grupo de la población, históricamente discriminado,
en el proceso de grandes transformaciones que ocurren en la tierra
de Simón Bolívar.
Durante el acto de
graduación, el Presidente Hugo Chávez las calificó como un
símbolo de resistencia, batalla, esfuerzo y heroísmo.
Ahora que la Revolución
les dio la oportunidad de regresar a las aulas, estos hombres y
mujeres, desde los más jóvenes, algunos con menos de 17 años,
hasta los de más edad (el 3% posee más de 60 años), no se
conforman con haber llegado hasta aquí.
El 96% de ellos aspira a
continuar sus estudios en la Educación Superior, según
manifiestan, pero a diferencia de años atrás cuando este sueño
era imposible, ahora muy pronto se hará realidad.
¿Condiciones exigidas?
Una sola: inscribirse desde ahora en la Misión Sucre, para el 2006
comenzar sus estudios en algunas de las carreras ofrecidas. Dentro
de algunos años volveremos a verlos, esta vez devenidos
profesionales, hacedores de una sociedad mejor y diferente. |